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A todas las personas cercanas a Rui les aterraba su más reciente comportamiento. Nadie sabía qué le pasaba. Incluso, los otros chicos de su grupo le habían dicho que descansara unos días antes de volver al escenario.

Nene estaba muy preocupada. Parecía que volvía a ser el Rui de antes, y se sentía culpable de no poder ayudarlo.

Era extraño. Había pasado un tiempo desde que Rui estuvo a solas.

Dio un vistazo a su habitación y reflexionó. Se preguntaba si merecía estar en aquel grupo. No sabía si era suficiente, si la organización que daba era buena, si los robots e instrumentos que utilizaba eran aptos. Tal vez, y solo tal vez, fue una mala elección elegir estar con ellos.

Su teléfono vibró y la pantalla se encendió. Sin mucho interés, se acercó para tomarlo, pero no esperaba que Kaito saliera de la pantalla.

–¿Kaito...?

–Sí, Rui. ¿Estás pasándola mal, cierto? Todos tus amigos están esperando tu regreso.

–Pero... Yo...

–Oh, parece que tienes visitas. Hablaremos luego, recuerda no tomar decisiones precipitadas.

¿Visitas...?

Y justo después de terminar aquella conversación, el timbre sonó.

Con una sensación extraña, bajó a abrir la puerta, encontrándose a su novia con un bolso lleno de quién sabe qué cosas. Tenía una expresión de preocupación pura en su rostro que lo sorprendió.

–¿Mizuki?

–Esa soy yo. ¿Puedo pasar?

Rui asintió y la dejó entrar, viéndola fijamente.

–¿Qué haces aquí?

La chica se sintió claramente ofendida.

–Rui, ¿lo preguntas en serio? –al no haber respuesta, continuó. –Bien, primero que nada, soy tu pareja. Supongo que tengo el derecho de visitarte. –Kamishiro asintió. –Ahora... Todos estamos preocupados por ti. Yo... no sé qué te sucede, pero si puedo ayudarte en algo, dímelo, por favor. No soporto la idea que estés pasándola mal.

El chico ni siquiera lo dudó y la abrazó con fuerza, aferrándose a ella como si fuera lo único que le quedara.

Por suerte, ese día Mizuki tenía zapatos altos, así que Rui pudo esconderse mejor en su pecho y deleitarse con la dulzura de su olor.

Akiyama le dio palmadas y besos en su cabellera, tratándolo con mucha delicadeza.

–Yo... –habló con la voz rota. Pero aún así, la chica no se detuvo en su labor. –Creo que el grupo estaría mejor sin mí... Es decir, mis inventos pueden ser un problema para ellos. Tsukasa ya se ha lastimado, ¿qué pasaría si una de las chicas se lastima? Realmente no podría perdonarmelo... No merezco estar con ellos. –sollozó.

–Rui. –habló bajo, no quería aturdirlo. –Eres esencial en el grupo con tus amigos, no lo dudes. Ellos te buscaron en un principio, incluso después de que hayas dicho que no querías involucrarte más. Te necesitan, tanto para el escenario como a su lado como amigo. Créeme, eres alguien suficientemente capaz para todos. Te amo mucho, Rui.

El mencionado se había quedado paralizado. En primer lugar, ¿por qué estaba ahí, llorando, en vez de estar ensayando para su próximo show? Mizuki le había hecho entender.

Levantó la cabeza, encontrándose con aquella mirada llena de cariño que tanto le encantaba de ella. Se fundieron en un beso lento, sin prisas. Acunó el rostro de la chica con sus manos, dando caricias en sus mejillas levemente calientes.

El resto del día se la pasaron viendo películas, comiendo la comida que preparó especialmente Mizuki para esa ocasión y haciendo skincare.

Finalmente, durmieron juntos, abrazados.

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este no lo revisé, así que disculpen los errores.

A Loving Feeling. [Mizurui] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora