¿Qué tengo que decir de ti? Eres una de las personas más importantes de mi vida. Desde el primer momento me pareciste alguien interesante y cuando menos me lo esperé, me enamoré. Me enamoré de ti, Baji Keisuke.
📍FICCIÓN📍
Todo esto es mi imaginació...
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Hace varios días que di ese paso con Baji. Todavía no somos novios ni estamos saliendo, pero solo pensar en que ya tenemos ese "algo" hace que todo en mi de vueltas. Me siento feliz, estar con Baji es un sueño hecho realidad.
Estaba comiendo junto a Chifuyu, aunque el ya se había acabado su comida.
— ¿Qué tal todo con Baji-san?
— Pues no somos nada todavía, pero estoy feliz —sonreí.
— Me alegro.
Mi teléfono comenzó a sonar, me levante y contesté. Era Baji.
— Adara, ¿puedes salir conmigo esta noche?
Su pregunta me tomo desprevenida, pero no tenía nada que hacer.
— Estoy disponible para esta noche. ¿Qué planeas hacer?
— Es una sorpresa, ya lo verás. Nos vemos luego, te quiero.
—También te quiero.
Volví al comedor, Chifuyu me miraba nervioso. Sonreí. Sabía lo que había hecho. Continúe comiendo lo que quedaba de mi comida.
— ¿Quién era? —preguntó Chifuyu haciendo que el silencio desapareciera.
— Baji, quiere salir conmigo esta noche.
Los ojos de Chifuyu se abrieron más de lo normal. Me hacia gracia la forma en la que se expresaba al enterarse.
— ¿Para que? ¡Que atrevido de su parte! —protestaba Chifuyu mientras levantaba sus brazos y hacia expresiones extrañas.
— No vamos a hacer nada. No creo que sea eso.
— ¡Nunca se sabe! ¡Siempre tienes que estar preparada!
Suspiré. Claramente no íbamos a hacer nada. Chifuyu siempre es muy exagerado y pensaba de mas.
— Chifuyu relájate.
Las horas pasaban y ya casi era por la noche. Estoy muy nerviosa. Solía salir con Baji junto con Chifuyu pero ahora vamos a ir solos y por la noche. Chifuyu seguía en mi casa, decía que quería ver el mismo como venía Baji y me llevaba. Siempre es así de atento conmigo. El timbre sonó y los nervios se apoderaron de mi cuerpo, si antes estaba nerviosa ahora lo estoy más.
Chifuyu abrió la puerta y Baji vestía como normalmente lo hacía. Su chaqueta de cuero, una camiseta normal y unos pantalones vaqueros rotos acompañados de sus botas. Siempre se veía guapo. Me acerqué y le saludé con un beso en la mejilla.
