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—Nadie del Harem está en cinta, ni siquiera sus favoritos, señor—anuncio YungMi.

Kim Wooyoung soltó un suspiro mientras pensaba en algo, ya casi un mes se iba a cumplir de que YungMi tuviera un aborto y nadie de su harem quedaba en cinta ni mucho menos su actual esposa.

—Necesito un heredero, lo necesito lo más pronto posible, el pueblo está comenzando hablar y a crear chismes—dijo levantándose del asiento

—He escuchado que Felix está en cinta, señor—comento la pelinegra

Wooyoung se burló de lo dicho—¿Ese omega en cinta? YungMi, querida, no digas tonterías ese omega es inútil, inservible.

—Todos en el imperio están...

—¡Cállate! ¡Felix es infértil!—grito un tanto alterado—Tú misma me dijiste que Felix te lo había confesado, ¿No?

La omega paso saliva antes de hablar—Yo le menti... Felix nunca me dijo eso

—¿Qué dices?—cuestionó, pero la omega solo se encogió en su lugar—¡Habla, maldita sea!

—El emperador Hwang me dió varias monedas de oro y joyas a cambio de que yo lo convenciera de divorciarse de él... El emperador quería que usted se divorciara de Felix—confesó al borde de las lágrimas

Kim Wooyoung comprendió todo en ese momento; El como ese día del evento no quitaba su vista de su Reina, el como la invito a bailar cuando estaba prohibido hacerlo, también como se casó con él en tan poco tiempo después de rescatarlo y llevárselo del reino Emerald.

A su mente llegó la estúpida sonrisa de superioridad del emperador cuando lo invito a su boda. Por supuesto que no asistiría, ¿Por qué hacerlo si ya tenía lo que quería?

—Ese maldito desgraciado...—murmuró tratando de controlar su enojo.

—Mi rey, perdóneme por lo que hice... Lo hice por amor—la omega se arrodilló frente al alfa.

Kim pateó a la omega lejos de él—¡Eres una estúpida! Hiciste lo que te ordenó ese maldito por unas miserables monedas.

La omega trataba de aguantar el dolor que sentía, vio como el alfa se acercaba más a ella. Wooyoung la sujeto del cabello y la arrastró hasta la habitación donde tenía todos las pinturas de Felix cuando era su Reina.

—¡Por tu culpa, Felix se fue con él! ¡Él me lo quito!—exclamó

—No todo fue mi culpa—hablo a duras penas

—Cambié al omega más hermoso de este Reino por algo tan insignificante como tú, solo porque pensé que era infértil—soltó una carcajada.

—Deje de echarme toda la culpa—intento hacer que el alfa soltará su cabello.

El alfa le dió un golpe en la mejilla—Veo que eres muy valiente... Haré que me respetes.

 Haré que me respetes

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El Omega del emperador Hwang ᴴᵞᵘⁿˡᶦˣDonde viven las historias. Descúbrelo ahora