Extra ChanJin

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Chan y HyunJin se conocieron de forma oficial en un día de entre diario, uno en el cual, el mayor de los dos se encontraba mal porque el omega que le gustaba había rechazado su oferta de cortejo por tener sentimientos hacia su mejor amigo hace dos días.

Se sentía frustrado, teniendo en mente todo el rato aquella situación que le hizo sonreír como si estuviera bien a pesar de que por dentro quería desvanecerse entre la niebla.

Sus pasos, que iban lentos mientras pensaba, fueron en incremento cuando sobre su ropa notó gotas de agua empaparle de a poco por la inesperada lluvia que se avecinaba.

Con un chasquido de lengua se resguardó bajo el tejadillo del portal de una casa cualquiera, por lo menos para esperar a que la velocidad del agua cayendo fuera más lenta y seguir así su camino sin preocupacion.

¿Por qué le tenía que suceder ahora? Él tranquilamente quería caminar a su propio ritmo a su dulce hogar, y luego ahí ponerse cómodo viendo una película nueva que ya había echado un vistazo.

— ¿Bang Chan?

Una voz delicada y en un tono suave le mencionó llamando la atención de esa manera al rubio.

— ¿Hwang HyunJin?

— El mismo que viste y calza.

Le mostró una sonrisa haciendo el ambiente ameno y divertido para que quitara la mueca triste de su cara.

— Tú eres el mejor amigo del alfa al cual está enseñando a Minnie rapear, ¿verdad?

El mayor le asintió con lentitud, observando de la misma forma el rostro del contrario que mantenía un paraguas en sus manos.

Ojos no muy rasgados y medianamente grandes, nariz normal, cachetes no muy gorditos y rojizos por el frío, y labios carnosos y gruesos naturales.

Sin saberlo muy bien tragó saliva quitando de sus pensamientos una escena que había imaginado besando esos apetecibles belfos.

No se percató de que el omega sacó unas llaves de su chaqueta para poder abrir la puerta cercana.

— ¿Quieres entrar? Hace frío aquí afuera y no parece que se vaya a ir rápido la lluvia.

Con sus ojos abiertos miraba al menor extrañado. ¿Acaso esa era su casa? Justamente había dado con una que pertenecía a uno de los amigos de SeungMin.

— ¿No te molesta?

— Claro que no, eres conocido de alguien muy importante para mí, sé que eres buena persona por lo que dice él de ti.

Chan dejó salir un suspiro de alivio al escuchar eso y aceptó la propuesta de HyunJin, ya que al mirar al cielo se dio cuenta de que el agua no dejaría de caer por un buen rato.

Ellos dos se veían desde lejos en la escuela, y sabían lo mínimo de cada uno por las veces que sus amigos les hablaban de lo que hacían junto a ellos. 

Con seguridad entraron a la casa apartando sus deportivas en la entrada, escuchando el lío de afuera por el tiempo atmosférico de la tarde. 

Su olfato se activó, dándose cuenta que el lugar olía al aroma del omega, el cual era una combinación de vainilla y miel. Antes no pudo saberlo, ya que con lo que ocurría no tuvo tiempo ni centrarse en ello.

— ¿Te apetece algo? Pídeme lo que quieras.

— Está bien, me vendría bien un poco de café calentito.

— Okay, siéntete como si estuvieras en tu casa, no hay ningún problema.

Y tras decir eso, se marchó a la cocina para preparar lo que le habían pedido junto con un té para él, teniendo en su interior a su lobo emocionado por haber encontrado a su otra mitad. Aunque para cierto evento tendría todavía que ser paciente.

Mientras tanto, el alfa no pudo evitar merodear con la mirada a su alrededor dirigiéndose al sofá y sentarse en este, fijándose en una foto familiar del omega en un mueble cercano.

Así que al parecer era hijo único.

No tuvo que aguardar mucho más, porque al minuto apareció el menor con una pequeña bandeja y sus bebidas. 

— Te ha pillado la lluvia desprevenido, ¿no? Ha sido coincidencia que hayas ido a parar en frente de mi casa.

Colocó las tazas calientes con cuidado encima de la mesita que había, seguidamente se sentó en el acolchado sofá al lado del invitado.

— Sí, iba para mi apartamento hasta que aparecieron las gotas de agua.

El rubio posó sus manos alrededor de la humeante taza para que el calor de esta fuera a su fría piel.

Todavía se encontraba un poco en su mundo, pensando en que el día no estaba yendo con lo planeado inicialmente, pero ya no podía hacer nada más.

— Sé que no nos conocemos muy bien, pero conmigo puedes contar con lo que necesites.

Habló sonriéndole, queriendo formar, principalmente, una amistad con el alfa olor a tierra mojada.

Él sabía que no había que apresurar las situaciones, aguantaría lo que fuera falta para la sanación del contrario y que se diera cuenta de lo que podrían llegar a ser.

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