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El día perfecto había llegado... Sí, ya era viernes. Desprendía una felicidad enérgica y radiente con ganas de que la tarde viniera.

Nótese el sarcasmo.

Lo que menos ganas tenía era ver a SeungMin, porque el rap era mi pasión y enseñar este me entusiasmaba; daba lo mejor de mí para que notaran que la música es lo mejor que me había podido pasar y que tenía talento para ella.

Era de mañana, las once y media concretamente, la hora a la que terminaba el receso para comer y anunciaba el regreso a clases.

Pereza.

Menos mal que el omega estaba con sus amigos y no se había acercado a mí.

— ChangBin, ¿de verdad no te das cuenta? 

Mi mejor amigo, BangChan, me miró con las cejas levantadas.

— ¿Darme cuenta de qué?

— Tu olor se incrementa cuando estás impaciente, tenías y tienes miles de ojos en ti por lo fuerte que es.

Al escuchar aquello observé a mi alrededor viendo a toda la gente que me miraba, la mayoría siendo chicas, como si fuese una perdición.

Tampoco es que crea que mi olor a helado de chocolate negro con menta sea el más deseado.

Clases De Rap △SeungBin▽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora