La discusión

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Sólo se acercó, con una sonrisa de esas que hacen valer que le rompan el corazón a uno, llegó así, como si esos tacones estuvieran acostumbrados a invadir soledades, o como si odiaran la multitud. Por inercia un tal Richard Hennessy y más de eso que te mata, sí, algunos podrían morir en esos ojos sin darse cuenta. Su mundanidad la ponía por encima de las demás, o tal vez sólo era ese vestido. Pensé que con invitarle esa copa y no responderle a un par de sus indagaciones mi participación en su novela nocturna habría concluido, al ver lo equivocado que estaba, me limité a decirle que me dejara solo, ella se marchó, así, como había llegado, arrancando miradas y fabricando sueños, y yo, yo pude seguir pensando en ti.

Musas y DesvaríosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora