Desde tu sonrisa a mi café

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Hoy, a distancia, a quince años entre tu pupitre y mi ventana, hoy, a mucho dolor después de la sección cincuenta, a un corazón (que han roto tantas veces que a veces parece dejar de latir), te vi, mientras le soplaba a mi café, mientras miraba sin ver el aguacero que caía allá, afuera, junto a una lluvia de recuerdos que caía más allá, pero de este lado del cristal.
En ese viaje al pasado (inesperado), sólo me sonreías, ahí estabas, con tu pelo corto de siempre, negro, como mis noches de invierno, ahí estabas, sonriendo, sonriéndome por visitar tu recuerdo por primera vez, y no pude devolverte la sonrisa, recordé todo lo que dije, y peor aun, todo lo que no. El aguacero cesaba (afuera), y ahí estabas, con la sonrisa más hermosa del mundo, y a un mundo, a una vida, que no fue, sonriéndome, siempre tierna, la más vieja de mis poesías (sonriéndome), y es que al fin de cuentas, la poesía no son más que instantes de eternidad en una vida que se acaba, y tú, ahí estabas, eterna, y yo, sabiéndolo, pero sin saberlo, aún,
muriéndome.

Musas y DesvaríosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora