X. Malas ideas

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Ser un "periodista" de páginas de chismes no era para nada en lo estaba pensando a los 16 años cuando decidió estudiar comunicación.

Se lo advirtió todo el mundo, pero su yo terco adolescente no hizo caso, ilusionado con la idea de ser un "comunicador de ideas" y tal como lo predijo su abuelita, después de graduarse se volvió en un desempleado con un futuro incierto y con el dinero suficiente solo para comprarse ramen todos los días.

No es que odiara su vida, pero definitivamente este no era su trabajo soñado.

Corea del Sur se tomaba muy enserio eso de saber todo sobre sus "artistas", la prensa amarillista era la más grande y aunque Gojo no esté de acuerdo con esto y prefiera darles su debida privacidad, las noticias del clima ya no estaban dando los mismos ingresos y no pensaba salir en minifalda como su competencia de rating.

- Te quedaría bien - le había dicho su jefa antes de mandarlo a espiar a uno de los idols más famosos del momento, con una mini cámara pro y una gorra con el logo de una marca de comida como disfraz.

El mercado a inicio de la noche estaba lleno de gente, el olor a pescado se sentía por todo el lugar, así como los mariscos podridos de los basureros de los puestos, la gente caminaba aglomerados por todos los espacios, pedían y compraban hablando casi gritando.

El albino se decidió por hacerse pasar por comprador hablando con una vendedora de pescado y aguantándose las ganas de vomitar por el olor.

En el punto más lleno del lugar, casi a media noche, un auto negro se apareció aparentemente de la nada, interrumpiendo conversaciones por su ruido y obligando a las personas a alejarse de la pista, la gente ignoró las razones, sabiendo que es lo mejor que pueden hacer.

Por un momento lo dejó confundido, pero actuó como si no le importara como los demás.

Del auto bajaron primero dos hombres, ambos altos y fornidos, vistiendo trajes completamente negros y camisas blancas bien acomodadas.

En ese momento Gojo ya se había decidido por esconderse detrás de un barril de plástico que botaba el olor a pescado podrido más horrible que haya sentido en toda su vida. Se mentalizó y volvió a concentrarse en la vista, con la cámara preparada en mano.

Uno de ellos se acercó a la puerta de atrás la abrió para que saliera otro hombre.

Rubio de piel cobriza aterciopelada, su traje era de un color gris oscuro mientras que la camisa blanca e impecable combinaba a la perfección con un chaleco con textura de color amarillo medallón.

Su porte erguido demandaba respeto y los hombres de traje negro bajaron sus cabezas cuando este al fin salió del auto decidido a caminar directo a su destino.

Gojo se sintió enrojecer, él probablemente sea más alto que el rubio por unos diez centímetros, pero no comparaba en nada al aspecto que el otro emanaba, con el porte elegante los pectorales que presionaban el pobre chaleco.

Era totalmente su tipo.

Y contrastaba gracioso con su propio cuerpo flacucho y alto.

Con un gesto, el rubio hizo que uno de los hombres le acercara su saco y se lo acomodara de forma correcta.

Gojo se vio a sí mismo tan embelesado que si no fuera por el joven que luego salió del mismo carro y se colgó de su brazo "juguetonamente" casi se olvida de sus razones para estar en ese lugar.

Yu Haibara, el idol de kpop japonés al que su jefa lo mandó a seguir, bajó del auto con una sonrisa de catálogo, hablando como si fuera muy buen amigo del rubio.

ABSURDO [Nanago/oneshots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora