Capítulo 13: Resaca

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Patrick

Al recibir en el rostro los primeros rayos de sol del domingo en alguna habitación de hotel con aquella desconocida, me sentí como la mierda.

¿Cómo que se llamaba?

Había estado frustrado sexualmente desde hace algunos días y todo el asunto con Clarisa en la noche del viernes, me tenía de mal humor. Había enviado un mensaje a mis amigos y nos reunimos en un club, de un trago a otro terminé trayendo a una chica conmigo a un hotel, pero ahora no recordaba ni su nombre y una punzada en la cabeza anunciaba que sería una mala resaca.

No podía recordar nada. Yo no suelo caer tan bajo-. Me recordé.

Con cuidado empecé a recoger mi ropa y torpemente empecé a vestirme. Supliqué en silencio para que "Rubia" no se despertara. No quería conversar con nadie. 

Justo antes de calzarme el último zapato, "Rubia" habló un tanto somnolienta.- ¿Ya te vas?

-Si, tengo que irme-. Me limité a responder, incómodo. No obstante, pregunté.- ¿Nosotros lo hicimos?

-Si te respondo ¿Me llevas?-. Preguntó con travesura en su voz.

Me levanté y la miré, estaba tendida en la cama sonriéndome. Tenía una larga cabellera rubia esparcida desordenadamente sobre la almohada, tenía unos lindos ojos castaños y una linda sonrisa. Se notaba el contorno de su cuerpo desnudo debajo de las sábanas blancas. Ella era realmente hermosa... Pero no era Clarisa.

-¿Hacia dónde vas?-. Pregunté con curiosidad, ya había decidido llevarla a su casa sin importar qué.

-Voy hasta el barrio San Isidro, hacia el norte-. Respondió Rubia mientras se levantaba de la cama, sin mostrar ni un poco de vergüenza por su desnudez. Sin duda, era caliente.

¿Lo hicimos?

-Vamos.

...

Viajábamos sin intercambiar una sola palabra, mientras sonaba "In The Night" de The Weeknd.

In the night she hears them calling

In the night she's dancing to relieve the pain

But she'll never walk away (I don't think you understand)

Hasta una canción que me gustaba desde antes me recordaba a Clarisa. Sentado en el auto con una hermosa rubia con la que probablemente había tenido sexo la noche anterior me recordaba a Clarisa. Estaba claramente obsesionado y odiaba no recordar nada de la noche anterior. 

Esto tenía que parar.

Interrumpiendo sus pensamientos, Rubia habló.- No recuerdas como me llamo ¿Verdad?-. Al contrario de sonar indignada, sonaba completamente divertida.

La miré y me sonreía.- Me atrapaste-. Dije un poco avergonzado.

Ella rió y respondió.- Me llamo Adriana, tú te llamas Patrick. Y... No lo hicimos, no se te paró.

No pude evitar soltar una risotada.- Me disculpo, no estaba muy en mí anoche. Quisiera excusarme diciendo que nunca me ha pasado, sin embargo-. Dije y concentré mi mente en la carretera.

-Me llamaste Clarisa en un momento, todo se volvió un poco raro-. Dijo juguetonamente.

No pude evitar la sorpresa y volví a desviar mi mirada hacia ella, estaba estudiando mi reacción.- Vaya...

Un poco desconcentrado, intenté enfocar mi mente en el trayecto, pero rompió el silencio nuevamente.-Si lo de Clarisa no se concreta, estaré más que dispuesta a reintentar lo de anoche-. Comentó con picardía y una vez más, nos mantuvimos se hizo el silencio mientras sonaba otra canción.

Al llegar al destino, Adriana me brindó las indicaciones sobre dónde podía dejarla, aparqué frente a un café y volteé a verla una última vez.- Llegamos.

-Gracias, eres muy... ¿Amable?-. Respondió divertida.

-Te la debía, por... Todo aquello. Ya sabes.

-Nos vemos, Patrick-. Se despidió y salió del auto.

Suspiré pesadamente y apoyé la cara sobre el volante, mi vida ahora era un desastre. Deseaba llegar a casa y relajarme en la bañera, quizá con alguna copa de vino. 

Sin previo aviso, la puerta del auto se abrió una vez más  y dejó entrar a Adriana, quién salto desde el asiento del copiloto hasta mi asiento para robarme un húmedo y rápido beso. 

-Espero nos volvamos a encontrar alguna vez y suerte con "Clarisa"-. Me indicó y esta vez se marchó definitivamente.

Me quedé congelado en mi asiento intentando procesar la escena y para cuando pude reaccionar, una conocida figura femenina en la acera se robó mi atención. ¡Era Clarisa! Estaba fuera de la cafetería sosteniendo una bolsa y un café con lo que parecía ser su desayuno, vestía ropa deportiva y me miraba en completo shock. Instintivamente intenté bajarme del auto con intención de darle una explicación, pero huyó rápidamente despavorida por una vereda.

¿Había visto aquel beso?

¿Qué le iba a decir? ¿Que si vivía por la zona? ¿Le iba a contar que estaba trayendo a la chica desconocida con la que había intentado follar la noche anterior por despecho? ¿Que me había emborrachado porque estaba frustrado con nuestra relación? ¿Que quería golpear a su esposo por haberla empujado a tener sexo conmigo y ahora estábamos los dos en esta situación de mierda?  ¿Le iba a preguntar si el desayuno que había comprando era para su esposo? ¿Qué si quería desayunar conmigo?

Rápidamente me subí al auto de vuelta, lo encendí y retomé mi camino a casa.

Era mejor así.



Cansada de ser yo (+18 Adulto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora