-Te quiere en sus sábanas otra vez-. Afirmó Natalia golpeando con su taza mi escritorio.-Estoy de acuerdo con Nati-. Dijo ahora Phillip cruzado de brazos frente a mi escritorio, junto a Natalia.
Había insistido en que llegaran temprano para poder anunciarles la sentencia de muerte que me dictaron anoche. No sin antes dejar a Melisa en las puertas de la universidad nuevamente. Como era de esperarse, estaban entusiasmados con la idea de que tuviera sexo con él e intentaban convencerme una y otra vez en que me dejara llevar con él.
-Maldición les dije que tiene veinticuatro añitos, yo tenía ocho años cuando él nació ¿No creen que eso no es suficiente?-. Les expliqué obstinada y le di un sorbo a mi capuccino.
-Bueno Clary, al menos no son diez-. Dijo un Phillip en un tono despreocupado buscando la mirada aprobatoria de Natalia.
-Además-. Agregó Natalia.- Dijiste que el sexo con él fue erótico, maravilloso, caliente.... ¿Qué esperas?-. Insistió nuevamente Natalia.-Eres tan complicada-. Suspiró y masajeo su frente.
-¡No y no!- Insistí ahora yo golpeando mi escritorio con la taza- ¿Qué pensará mi hija de 18 años en que su madre se lie con alguien que puede ser su novio?- Pregunté por primera vez muy segura de mi argumento.
Phillip y Natalia se miraron y suspiraron pesadamente.
-Puedes tener un poco de razón allí-. Agregó resignado Phillip.- Pero...-.Terminó de decir con una sonrisa diabólica.- Ni que se fueran a casar-. Resopló con una carcajada.
-No puedo creerlo, de verdad ustedes son los peores amigos sobre la faz de la tierra-. Exclamé y me llevé las manos al rostro.
-Somos los mejores nena-. Afirmó Natalia con una sonrisa.- Queremos que vivas como una mujer que desea por primera vez en tu desgraciada vida-. Exclamó gesticulando con los brazos al cielo.
Sin poder evitarlo, comencé a reír.- ¿Tan mojigata me ven?-. Pregunté con miedo.
-Querida, hoy has dado quinientos pasos en reversa ¿Qué llevas puesto además?-. Exclamó Phillip mirando mi ropa.- ¿No nos deshicimos de esa ropa?-.Dijo con un rostro falsamente consternado.
Es cierto, esa mañana había decidido volver a estar como antes, intentando que con eso pudiera traer de vuelta a la apaciguada y concentrada Clarisa. ¡Como si no deseara a ese muchacho! Secretamente, tenía la minúscula esperanza de que Patrick con verme así, desistiera. Había decidido usar unos viejos pantalones oscuros, zapatillas y una camisa abotonada hasta el cuello, me até el cabello en un moño y me rehusé al maquillaje.
-Sólo soy yo otra vez-. Contesté calmada.
El sonido del ascensor llegando nos hizo girar las cabezas, al abrirse las puertas, pude sentir mi boca golpear mi mesa al verlo en un ¡Maldito y sexy traje negro!
Estaba despampanante y lucía asombrosamente guapo, Phillip y Natalia se codearon y se giraron para lanzarme un montón miradas inquisitivas. Por mi parte, yo me enfoqué en el apuesto hombre que se dirigía a nosotros y decidí mirarlo directo a los ojos, mientras que a medida que se aproximaba, me llegaba su olor. Ese peculiar perfume. Mis bragas se empezaban a humedecer otra vez.
-Buenos días-. Dijo una vez al llegar a mi escritorio. Se giró para mirar a Phillip y Natalia, y por un momento pude jurar ver un destello de descontento al mirar a Phillip en su traje azul marino y luego observó a la impecable Natalia.- Buenos días soy Patrick Montenegro, me alegra poder trabajar con ustedes-. Agregó muy cordial y estrechó la mano a cada uno de ellos.
-Soy Natalia Balbuena-. Dijo muy coqueta y le guiñó un ojo.
-Yo soy Felipe Gamboa-. Dijo en un tono absolutamente heterosexual mi amado Phillip, robándome una pequeña risa al darme cuenta de lo que quería hacer.
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Cansada de ser yo (+18 Adulto)
RomanceClarisa, una hermosa pero descuidada mujer, con una hija ahora universitaria, un trabajo estable, un futuro planificado y una vida amorosa nula, decide celebrar sus 32 años en compañía de sus maravillosos amigos con quiénes no comparte el mismo conc...