Capítulo 2.

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Las emociones estaban revueltas, sus pensamientos se hicieron muy difusos. Se le hizo difícil de asimilar. Pensaba que realmente esto era una broma pesada que alguien le había cobrado, esto lo puso de mal humor.

¿Que debería de hacer? Este se cuestionaba una y otra vez.  ¿Por qué ese maldito se portaba tan arrogante? Lo maldijo cada que recordaba, ¿En qué estaba pensando? Gogeta; de tan solo ver su cara lo irritó y una vena sobre su frente  sobresalió.

—Tsk...— dijo exasperado.

Cuesta creer que ese insecto se creyera el más fuerte del universo. Cuesta creer que ese infeliz, provenía directamente también de una fusión en otro universo totalmente paralelo. No creía que los rumores eran reales. De hecho, a Gogeta no le gustaba alardear de su fuerza, ni de su poder. Pero esto era lo peor que había experimentado,  su ki cada día que pasaba se iba debilitando.

***

La primera vez que lo había soñado fue hace unos meses atrás. En una siesta que sobrepasó una noche, lo recordó ilegible. Su silueta yacía con porte atlético, postura recta. Sus prendas características, unos guantes blancos de látex probablemente,  dogi azulino. Pero a pesar de tener estos detalles claros, no podía recordar su rostro.

¿Era verdad que moriría? Suspiró pesado.
Entre tanto pensó en algunas posibilidades para ir descartando de una a una.

— ¡Ya sé! Kaio– sama tendrá las respuestas de todo —  murmura para sí mismo. Entre tanto, coloca sus dígitos sobre su frente, concentra su  ki y procede a irse de casa.

Se teletransportó en un abrir y cerrar de ojos. Pasó tiempo desde que estuvo muerto y más que nada no había visitado a sus viejos amigos. De no ser que no supiera continuaría con su búsqueda; inclusive si tenía que ir a hablar directamente con los dioses de la destrucción.

Apareció en el planeta, el sol reluciente inundaba la primavera en el lugar. Con esa tranquilidad que lo caracterizaba se posó sobre los rayos de sol, se sentía completamente bien sentir algo de calidez; pero algo lo sacó del transe y eran los característicos sonidos de Bubbles. Ese pequeño, carismático y agradable simio.

— ¡¡ KAIOSAMAAAAAA !! — le gritoneó por todo el lugar.

El sensei alterado se acercó hasta donde yacía la fusión. Sus antenas brincotearon al escuchar la insistente voz del pelirubio.

— ¿Qué se te ofrece aquí, muchacho? — le preguntó tratando de regular su enojo.

—Lo que pasa es que...— Gogeta arrastró sus palabras.

– Oh no me digas, rompiste las reglas de algún lugar en donde estuviste y estás en problemas — contestó sarcástico.

— No... bien iré al grano. Tuve un sueño, se me presentó un dejavú y no quise hacer caso, nunca le di importancia a esas cosas. Pero... hace un par de días, me siento más débil y cansado. Ni los mil almuerzos que me da Milk me llenan — dijo el pelirubio.

— ¡Entonces te harás más flaco! — exclamó  con una de sus típicas bromas. Este se echó a reír con mucha fuerza al grado de ponerse totalmente rojo. Y no modular el volumen de su risa.

Entonces Gogeta lo fulminó con la mirada y frunció su ceño con bastante indignación. La fusión era muy especial y no le causaba gracia en lo absoluto,  ni se inmutó.

— Ah, justo ese chico... Vaya, estamos hablando de Vegetto del U16. Esa fusión es como tú,  pero tú no tienes el plus de los pothala— dijo con un semblante más frívolo.

— ¿Cómo pudiera i....? — ni bien Gogeta preguntó y el kaio negó decidido, no pensaba dejarlo ir solo.

— No Gogeta, no puedes ir ahí. ¿No has escuchado del rumor? Aquél guerrero es un ser muy arrogante. Al menos sé que tú pudieras darle batalla. Sin embargo, mírate luces escuálido— confesó con la verdad.

Gogeta algo cabizbajo ve sus palmas, sus dedos estaban más finos que antes y el vacío en su estómago no se iba.

—Pero... me dio una semilla del ermitaño más extraña— dice desanimado.

Ya estaba decidido también los kaios querían deshacerse de él.  Un destino bastante egoísta o al menos eso pensaba.

[ Dulce adiós] Vegetto x Gogeta. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora