¿por qué ella sí? ; enzo fernández

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Giselle

- No sé Enzo... - Me separé del abrazo lentamente aunque se había sentido lindo estar entre sus brazos después de tanto tiempo, se sentía igual de cálido y confortable que cuándo éramos novios. Ojalá me hubiera abrazado así en vez de dejarme.

- ¿Qué es lo que no sabés? Por favor, te juro que no te voy a volver a fallar, dame una sola oportunidad para poder conocerla.

- Es difícil, cuándo te veo a los ojos ya no veo al primer chico del que me enamoré que era el más bueno del mundo... veo al que me abandonó y me dio la espalda cuándo más lo necesité.

- Ya sé... Ojalá nunca haberlo hecho. Fui un estúpido. Me arrepiento tanto a Gigi...

- Arrepentirte no va a hacer que las cosas cambien ni va a arreglar nada. - Me limpié unas lágrimas que salieron y miré a otro lado. Ya no podía seguir viéndole los ojos. Me ponía mal.

- ¿Entonces qué puedo hacer para arreglarlo? Decime por favor... - Decía intentando conectar con mi mirada de nuevo, pero lo evité a toda costa.

- No podés hacer nada. - Respondí seca.

- Mirame Gi... Por favor. - Dijo lagrimeando.

- No puedo. Todo lo que te dije que sufrí, me quedé corta. No sabés cuántas cosas pasé. ¿Y esperás que te perdone?

- Ya sé que no me lo merezco... Pero por favor, dejame demostrarte que puedo estar para vos y para ella, que soy el mismo que cuándo éramos novios, ya no soy el imbécil que te dejó sola.

- Está bien que sigas siendo el mismo, y me alegra. Pero yo en ese momento te necesitaba más que a nada. Ahora no te necesito para nada. Lo único que quiero es que te alejes, porque sólo me causas dolor cuándo te acercas.

- No Gigi por favor... Me rompe el corazón que me digás eso. Yo en serio quiero formar parte en la vida de ella. No te estoy pidiendo que vuelvas conmigo, sólo que me puedas perdonar y que me dejes verla.

- No tenés ese derecho, no te lo ganaste.

- Dejame ganármelo, dame una sola oportunidad para demostrarte que si.

Comencé a dudar. No entiendo que me estaba pasando, me odio. ¿Por qué después de tanto tiempo comienzo a dudar?

Decidí espantar cada pensamiento sobre perdonar a Enzo, y me acordé de todo lo que tuve que pasar por su culpa.

- ¿Sabés algo? - Dijo Enzo bajándome de mi burbuja de pensamientos. Yo lo miré para ver que pelotudez convincente iba a decir ahora.

- Esa vez que... que te encontré, y me ayudaste con Oli... mi hija. - Dijo y yo desvié la mirada con un dolorcito en el pecho. Él se dio cuenta y cerró los ojos tratanto de contener lágrimas. - A ella le... le caíste bien. Y... siempre me pregunta por la mujer de McDonals que la cuidó... ¿Sabés? - Dijo con una leve sonrisa.

Yo me conmoví, pero no lo demostré.

- ¿A qué querés llegar contándome cosas sobre tu hija? No ayuda. - Dije sin sentimiento alguno.

- Perdoname... - Agachó la cabeza. - Pensé que capaz te gustaría saberlo, perdón. - Me miró con su cara de perrito triste.

- Ya está. Qué lindo haberle caído bien a tu hija. - Dije seca, aunque por dentro estaba sonriendo.

- Sería hermoso ver a Oli y a Lio juntas... - Dijo Enzo dudoso, pensando si hizo bien o mal en decir lo que acababa de salir de su boca.

- Sí. Pero no va a pasar nunca. - Me crucé de brazos.