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Giselle Simhardt, Buenos Aires

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Giselle Simhardt, Buenos Aires

— ¿Qué hacés acá vos? — Pregunté después de abrir la puerta y llevarme con la sorpresa más grande de todo el mes.

— Quiero hablar con vos, dejame hacerlo. 

— ¿De qué? No te quiero acá, en serio. No puedo ni verte.

— Sos mi mejor amiga, Gigi. Quiero disculparme con vos, no quiero que quedemos así.

— Agustina, vos no sos mi mejor amiga. Me hiciste algo que es imperdonable.

— Dejame que hable, en serio. Ya estoy por volver a Italia y no me podía ir de acá sin arreglar las cosas con vos.

Me apoyé en el marco de la puerta y crucé los brazos.

— ¿Qué me querés decir?

— Mirá, yo no puedo decirte que voy a alejarme de Joaquín porque él y yo estamos juntos para que mi bebé crezca a su lado.

¿Para que vino? ¿A decirme esto? No puedo con tanto.

— ¿Ajá? — Respondí levantando las cejas sarcástica.

— Sí, pero a pesar de eso quiero pedirte perdón, que no estemos mal. Joaquín en Italia está solo porque vos decidiste no ir y yo soy su compañía, es como si viviéramos juntos.

— ¿A qué querés llegar? Esta no es ninguna forma de disculparte. Andate, Agustina. — Se me formó un nudo enorme en la garganta de escucharla, por su expresión y tono de voz ella no venía con intenciones de pedirme perdón sino con intenciones de alejarme más de él.

— Sé feliz con Enzo, dale una oportunidad. Con Joaquín todo ya fue, dejalo.

— ¿A vos no te importa nisiquiera Lautaro? Si yo no te importo esta bien. ¿Pero Lautaro? ¿Nada?

Agustina se quedó en silencio, un silencio que me respondió todas las preguntas. ¿Desde hace cuánto tiempo esta mina habrá estado atrás de mi novio?

— No te interesa lo mío con Lautaro, no sabés como era nuestra relación. 

— Pero sé como era mi relación con Joaquín y te metiste sabiendo que lo amaba.

— ¿Lo amabas? Cínica. Seguro te lo garchabas a Enzo, jugabas con Joaquín y el estaba mal por vos, fue el eso que se metió conmigo. Nunca lo valoraste.

Tenía ganas de explotar, esas palabras realmente estaban saliendo de la boca de quién creí mi mejor amiga por mucho tiempo, la madrina de mi hija.

¿por qué ella sí? ; enzo fernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora