Capítulo 4

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Una leve bofetada despertó a Kara del sueño, no fue un golpe agresivo y eso lo agradecía, fue más como un leve empujón de mejilla para llamar su atención.

"¿Dónde está mi desayuno?" Fue lo primero que Kara escuchó por parte de su esposo al despertar.

"Yo... Lo siento, ahora lo preparo" Respondió la rubia intentando levantarse.

"Olvídalo, desayunaré en el trabajo, ya es muy tarde". El pelinegro aseguró saliendo a prisa de la habitación.

Kara miró el reloj, aún era muy temprano para entrar al trabajo, sin embargo solamente asintió y miró a su esposo salir a toda prisa.

Pero eso no iba a amargar su mañana, faltaba poco para ver a Lena nuevamente y sabía que sería divertido pasar el día con ella.

Así que se vistió y tomó sus cosas para salir de su casa con dirección al restaurante donde había desayunado con ella el día anterior.

No mentía si decía que amaba hablar con Lena, adoraba que la plática fluyera entre ellas, no era necesario forzar nada, se sentía tan confiada a su lado.

Por desgracia el tiempo con ella pasaba de volada, pues una vez llegó al restaurante sintió como si solamente hubieran hablado un par de minutos. Al igual que el día anterior, la comida ya había sido terminada, pero su plática todavía no y seguramente no terminaría jamás si Kara no tuviese que poner una alarma para regresar a casa.

Nuevamente cuando la alarma sonó para notificar que era hora de volver a casa tuvieron que detenerlo todo para finalmente despedirse y prepararse para ir a casa, una de ellas iría a descansar y la otra a sufrir nuevamente dentro de ese lugar al que no podía llamar hogar.

"Creo que debo irme" Kara comentó comenzando a levantarse.

"¿Puedo verte mañana aquí?" Lena pidió, quería hacer de esto una nueva rutina, pues se sentía cómoda con Kara.

"Mejor no sigas gastando tu dinero en mí" La rubia pidió.

"¿Ehh?" Aquellas palabras confundieron bastante a la irlandesa.

"Es decir, haz pagado el desayuno por dos días seguidos, ¿Por qué no mejor vienes a casa? Déjame invitarte a desayunar también" Kara aclaró rápido.

"¡Claro!". La pelinegra aceptó enseguida, se aclaró la garganta y respondió de nuevo con más calma. "Por supuesto".

Y Kara soltó una pequeña risita, se notaba el entusiasmo en Lena y le alegraba no ser la única ansiosa por que volvieran a estar juntas.

"Entonces te mandaré mi ubicación por mensaje".

"Está bien".

"Nos vemos" La rubia se despidió con la mano dándose media vuelta para salir del lugar.

Pero Lena la tomó por la cintura y la atrajo nuevamente para dejar un beso en su mejilla izquierda, muy cerca de sus labios.

"Te veo mañana, preciosa" Lena susurró a su oído y dicho esto salió de aquel restaurante.

Kara estaba pasmada y con la piel erizada, todo había ocurrido tan rápido, acaso, ¿Lena le estaba coqueteando? ¿O era eso algo normal para los irlandeses?

Sin embargo no podía continuar pensando ahí parada, debía llegar a casa y preparar el almuerzo para su esposo. Así que mientras caminaba siguió pensando en lo que había ocurrido con Lena, no podía evitar admirar la confianza que la pelinegra parecía tener, estaba impactada.

Lena por su lado se moría de vergüenza, ¿Qué diablos había sido eso y por qué creyó que era una buena idea despedirse así? La pena la estaba cacheteando fuerte después de haber cometido aquel acto tan atrevido al casi besar a Kara, solamente llevaba cuatro días de haberla conocido, ni siquiera había visto su rostro por completo y acababa de casi darle un beso, Lena no dejaba de arrepentirse de haberlo hecho, temía que después de eso Kara se enojara y no volviera a hablarle.

Sin embargo todos esos pensamientos negativos desaparecieron cuando un mensaje llegó a su teléfono y al abrirlo se encontró con la ubicación que Kara le había mandado, no podía esperar a que fuera mañana.

El resto del día para Lena no fue tan diferente, ella se ejercitó un poco y continuó una aburrida tarde viendo películas sola para después irse a dormir.

Mientras tanto Kara no tenía el privilegio de relajarse de la misma manera, no cuando estuvo todo el día preocupada por su esposo que no volvía a casa, es cierto, él era un mal hombre, pero si algo le pasaba o la abandonaba, Kara no podría mantenerse sola, no tenía un trabajo, pues su marido se lo había prohibido, no tenía dinero, sus padres vivían en otra ciudad y por si fuera poco no tenía amigos que pudieran ayudarla. Simplemente no tenía a donde ir.

Sin embargo después de horas preocupada su esposo apareció como si nada en la casa.

"¿Dónde estabas? Me preocupaste mucho, ¿Está todo bien?" La rubia se acercó a preguntar.

"Solo cállate un rato Kara, trabajé horas extra" Y sin decir nada más se fue a la habitación ignorando a Kara y la comida que esta le había preparado con tanta dedicación.

Entonces se preguntó por qué seguía cocinando para él, muy pocas veces este probaba su comida, y la mayoría de las veces que lo hacía terminaba tirada en el piso por su marido.

Sin embargo solamente recogió las cosas y organizó un poco más la casa antes de darse un baño y finalmente dormir.

Por suerte durmió tranquila, tan tranquila que solamente despertó por el sonido del timbre ser tocado, revisó la hora y notó que su esposo ya se había ido al trabajo, últimamente sentía que este se había vuelto como un fantasma, simplemente llegaba a dormir o gritarle para nuevamente pasar el día fuera de casa, y en parte Kara estaba agradecida de no tener que estarlo aguantando todo el día. Estaba algo más cómoda si su esposo no estaba en casa, pero eso no quitaba el hecho de que seguía sintiéndose miserable por su matrimonio disfuncional. Sin embargo a pesar de la tranquilidad que estaba teniendo últimamente, ella era conciente de que no siempre sería así, pues sabía que en menos de un mes los maltratos volverían si de nuevo no conseguía embarazarse.

Tuvo que dejar de lado todos sus pensamientos cuando el timbre volvió a sonar y miró un mensaje de Lena en su teléfono, ella había llegado.

Automáticamente Kara se levantó con un salto de la cama e intentó arreglarse lo más rápido posible para ir a recibir a su amiga. Y nuevamente ocultó sus heridas bajo un par de gafas oscuras.

No pudo evitar sonreir al ver a Lena en la puerta de su casa, esa mujer poco a poco comenzaba a ser muy especial para ella.
 
 
 
 
 
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ESTÉRIL (SuperCorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora