Capítulo 16

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Las duras palabras de Kara aún resonaban en la cabeza de Lena, había sido como una apuñalada directo al corazón, ella se había ido de su vida.

Para siempre.

Eso dolía, sin duda lo hacía, ahora Kara esperaba un hijo con un hombre al cual Lena odiaba con toda su alma, estaba tan lastimada y tan molesta, no con Kara, definitivamente jamás lo estaría con ella, Lena estaba molesta con el destino que a ambas les había tocado, porque ella sabía que Kara había sido la indicada, era la persona correcta, simplemente la había conocido en el momento equivocado, si tan solo hubiese llegado cinco años atrás, si tan solo ella fuera su esposa, sabía que eso era algo imposible, pero Lena estaba segura de que la vida de Kara no tenía porqué haber sido así, ella era una persona bastante buena para sufrir de esa manera, era como un ángel que el mundo no merecía y sabía que el hecho de que la rubia la hubiese sacado de su vida era a causa del miedo de que su esposo se enterase de la relación que ellas habían tenido y mucho peor cuando ahora Kara estaba a punto de formar una familia con él.

Todo se había ido a la mierda, Lena debió sospecharlo, había sido demasiado bueno para ser verdad, Kara era demasiado buena para ella, sabía que no la merecía, pero quien menos la merecía era el hombre que estaba casado con ella, una injusticia total que la vida le restregaba a Lena en la cara.

Le era difícil concentrarse al momento de dar sus clases, pues en las noches después de terminar su turno se iba a ahogar sus problemas en alcohol a un bar y regresaba a casa totalmente ebria para terminar con una gran resaca al día siguiente, y nuevamente repetía la rutina, una rutina tan sencilla, pero tan miserable, mañanas con dolores de cabeza, mareos, e incluso vómitos en algunas ocasiones, tardes de trabajo con la mente bastante distanciada de lo que realmente debía hacer y nuevamente noches con exceso de alcohol.

Creía que podía lidiar sola con toda su mierda, pero hoy, precisamente hoy después de casi un mes con una rutina bastante desgastante terminó casi inconciente en aquel mismo bar, estaba tan alcoholizada, toda la gente se había ido ya, pero ella seguía tirada en la barra pidiendo más bebida cuando los empleados ya le había dicho que debía retirarse.

"Llamen a Sam". Lena pidió entregando su celular al empleado que le insistía en que ya era hora de volver a casa.

Y el joven lo hizo, tomó aquel celular para buscar entre los contactos a alguien llamada Sam.

El teléfono de Sam sonó despertándola a altas horas de la madrugada, no entendía la repentina llamada de Lena, sin embargo supuso que nuevamente Lena necesitaba desahogar los bajones que por las últimas semanas estuvo teniendo, entonces contestó.

"Señorita, le hablo desde A'l Dive Bar para pedirle si podría venir a recoger la dueña de este celular, está muy ebria y nos pidió que le llamásemos a usted". La voz de un chico sonó al otro lado de la linea.

"Cuanto lo siento, en unos minutos estoy ahí" Sam respondió y colgó la llamada comenzando a levantarse a toda prisa para ir en busca de su amiga.

Un par de minutos después llegó a dicho bar y bajó de su auto para entrar y buscar a Lena.

"Llamen a Sam" Lena seguía pidiendo sin poder si quiera abrir los ojos.

"Dios mío Lena, pero, ¿Qué te pasó?". Sam preguntó preocupada al llegar hasta donde Lena se encontraba.

"Llamen a San". La pelinegra pidió de nuevo aferrándose a Sam.

"Soy yo, mi vida, yo soy Sam". Ella habló tiernamente intentando llamar la atención de Lena.

Pero todo parecía en vano, pues Lena ni siquiera abría los ojos.

Entonces Sam suspiró y se las ingenió para sacar fuerzas de donde no las tenía y cargar a Lena hasta su auto.

Odiaba ver a su amiga de esa manera, le dolía que Lena recurriera a la bebida en lugar de recurrir a ella.

Fugazmente echó un vistazo al asiento del copiloto mirando el rostro relajado de una Lena dormida. ¿Quién pudo haberle hecho tanto daño a su alma gemela? Era verdaderamente doloroso.

Una vez llegó a casa aparcó su auto en el estacionamiento y nuevamente reunió todas sus fuerzas para bajar a Lena del auto y llevarla al interior de su hogar no sin antes quitarle los zapatos.

"Maldición, sería incómodo si duermo en el sofá, pero tampoco puedo dejarla aquí tirada en la sala" Sam pensó aún teniendo a Lena en brazos.

"Solo no me vomites, por favor" Sam pidió llevandose a Lena hacia su habitación y sin más la dejó sobre su cama para después entrar ella a su lado.

Iba a dormir dándole la espalda hasta que sintió la mano de Lena sujetar firmemente su cadera y tirar de ella.

"Hola guapa, ¿Quieres un mojito con limón?". La pelinegra habló dormida.

"No mierda, ya no estás en ese bar". Sam la regañó quitándo la mano de Lena de su cuerpo para minutos después sentir a Lena entrelazar sus piernas y abrazarla.

Y Sam rió levemente volveántose para abrazarla de frente. Lena parecía una niña pequeña queriendo dormir entre los brazos de su madre para ser protegida de cualquier pesadilla.

"Apestas a alcohol" Sam se quejó antes de cerrar sus ojos mientras acariciaba el cabello de su amiga hasta quedarse dormida.

Afortunadamente Lena no vomitó sobre Sam aquella noche, descansó tranquila bajo los cuidados de Sam y despertó por el sonido de la puerta siendo abierta viendo a Sam entrar con una badeja de comida para ella.

"Que bueno que despiertas, estoy a punto de irme al trabajo" Sam habló dejando la bandeja en la mesita al lado de la cama.

"Mi cabeza duele demasiado". Lena se quejó frotándose los ojos.

"Date una ducha, cepillate los dientes y tómate la pastilla que te traje antes de desayunar".

"Lamento molestarte de esta manera". La pelinegra se disculpó notando todo el esfuerzo que Sam había hecho por ella.

"No es nada, sabes que siempre estaré para ayudarte".

"Yo..." Lena hizo una pausa. "Creo que volveré a Irlanda".

"¿Qué mierda dices? ¿Por qué?". Sam se alarmó.

"Tal vez no logré adaptarme a la vida aquí, además, últimamente no me va muy bien en el trabajo".

"Mira, yo también he tenido problemas en el trabajo últimamente, pero no por eso dejaré algo que realmente vale la pena, Lena tú tienes el trabajo que muchos desean, no puedes desperdiciarlo solo porque sí". Sam habló sentándose en la orilla de la cama mientras miraba a Lena de frente.

"Sam, no lo entiendes, estoy pasando por un momento difícil".

"¿Es por la chica con la que te veías todos los días?"

Lena guardó silencio por unos segundos para después asentir lentamente.

"Nunca me dijiste su nombre" Sam recordó esperando a que Lena lo dijera.

"Y será mejor que no lo diga, simplemente debería olvidarla".

"¿Y dejarme con la duda?" Sam insistió.

"Bueno..."

Entonces Lena lo pensó, no había problema alguno con decirle a Sam, Kara no era la única mujer con ese nombre y no es como si Sam la conociera, entonces, ¿Por que no decirle? No encontraba nada de malo con hacerlo.
 
 
 
 
 
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ESTÉRIL (SuperCorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora