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𖥻Narra ____;

Ekko y yo nos quedamos un rato largo así, nos dolía mucho el cuerpo a los dos así que ninguno iba a pararse. Después de un rato llega un enano con capucha a agarrar la patineta de Ekko, los dos nos quedamos en silencio a ver si el enano hacía algo, hasta que dice: —Ooh, ingenioso, pero estas cuchillas parecen estar mal puestas —parecía la voz de un anciano.

—Te equivocas, son para las fisuras, el aire es denso —se sentó, con un poco de dificultad, el enano se volteó y al parecer si era anciano, me asomé y al hacer eso solté un ruido de dolor, pero reconocí su cara al instante, era el concejal Heimerdinger.

—Aah, ¿se encuentran bien? —.

—Sisi, estamos bien, yo solo me torcí el tobillo y ella se había desmayado. ¿Es el concejal Heimerdinger? —el concejal lo miró triste.

—Ya solo soy... Heimerdinger —¡¿QUÉ?! 

—¡¿Cómo?! —me sorprendí demasiado, no lo podía creer, mi concejal favorito ya no era concejal —¿Y qué hace de este lado del río?

—Quise ofrecer mi ayuda a los ciudadanos de distrito, pero parece que soy... indeseable —yo y Ekko nos miramos y reímos —¿Qué pasa?

—Parece que tuvimos el mismo día los tres —Heimerdinger miró mis heridas y las de Ekko.

—Parece que esos requieren atención médica —.

—Yo debo irme a casa, mis padres me matarán —Ekko me dio la razón.

—Yo igual debo irme a casa, no estoy a salvo aquí, no sé cómo llegaremos con nuestras heridas así, y bueno —dijo lo último mirando a su patineta —ese era mi transporte —¡CIERTO!, mis telarañas, seguro servirán de algo.

—Yo tengo estas —dije tirando una telaraña a la pared frente a mí, Heimerdinger miró muy impresionado —Quizás sirvan de algo —dije moviendo mis hombros hacia arriba.

Entre Heimerdinger y yo le construimos a Ekko un bastón, algo sencillo, pero con eso basta, y después nos fuimos de camino a dejar a Ekko en su hogar.

 (...)

Una vez que llegamos ayudaron a Ekko a sentarse.

—Increíble, ¿dices que esto se construyó en tu breve vida? —miró a Ekko —¿Cómo pudieron construir esto en tan poco tiempo? —.

—Se puede hacer mucho si de hecho depende tu vida —dijo antes de que sonara su hueso y soltar un grito de dolor, ya que se lo habían arreglado de una.

—¿Estás bien? —dije y me agaché para estar a la altura de su cara, agarrando sus hombros.

—Eh- s-sí, sí, gracias por preocuparte —dijo viéndome a los ojos, vaya, tengo que admitir que Ekko es un tanto atractivo. 

—De nada, Ekkito —le sonreí, a lo que él me devolvió la sonrisa y me paré —Tengo que irme, mis padres deben de estar muy preocupados —.

—¿No quieres que te curen tus heridas antes de irte? —negué con un gesto de cabeza, abracé a Ekko, me despedí de Heimerdinger y me fui rumbo a mi casa.

Subí a la punta del puente (como pude) y de ahí me tiré para columpiarme con mis telarañas hasta llegar a mi casa.

(...)

Una vez que llegué al balcón que daba a mi habitación me solté e intenté caer de pie, pero había olvidado un pequeño detalle, mi rodilla estaba mal, así que choqué contra mi ventana, auch, si dolió.

Lᴏs ʀᴇᴄᴜᴇʀᴅᴏs ǫᴜᴇ ᴘᴇʀᴅɪᴍᴏs || Arcane ⌠Eᴋᴋᴏ × ____ ⌡ ʙʏ;@n4diE3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora