Desde el momento cero (que jamás deseé nacer), apenas tuve uso de razón, no hubo ni un buen momento a lo largo de mis 17 años, no más que sufrimiento mental, agotamiento físico, falta de sueño, de sueños... Una vida de horror, a lo que yo conozco.
Jamás me faltó nada, no, de eso tengo que estar "agradecida". Más que el afecto, amor de alguna parte; ni mis padres se atrevieron a tanto, ni se acobardaron en hacérmelo saber.
¿Abuso físico de su parte? ¿Abuso psicológico?
Indirectamente, todo indirectamente: las palabras duelen (nadie lo niega), pero que te ignoren, eso te destruye. No hay nada que se pueda hacer. Solo disimulan que no existo, que no estoy ahí por algo de lo que ni siquiera soy culpable.
Lo único que me pude enterar de este comportamiento de mis progenitores hacia mí fue debido a mi abuela muerta. El mínimo trato lo tuve con ella, quien me reveló la razón del revuelo que causé sin propósito.
Mis padres esperaban un varón. Mi madre, cuando se embarazó, se enteró de que en esa condición era una persona de riesgo. Su embarazo era peligroso (del que nací yo).
Ellos pensaban que, si el primer intento llegaba a fallar, podrían intentarlo de vuelta. Me hubieran ignorado de todas maneras (más leve, porque hubieran sido felices); pero no contaban con la posibilidad de que el porcentaje era un 50/50, depositando su total fe en mí.
Y desde ahí, llegaron las decepciones, desde mi primera inhalación, sin siquiera ser un ser racional aún. Sin idea alguna, había llegado (involuntariamente) a un mundo que no me quería.
Creo que mi cortisol es como la endorfina de las personas felices: ellas, acostumbradas a reír cada día; yo, por mi lado, acostumbrada a derramar lágrimas (solo que cada vez menos, no le encuentro el sentido).
Sobre los sentimientos, jamás escuché de esos, solamente los malos, como el dolor, el sufrimiento, la tristeza y el tormento de ser yo, que poco a poco me están consumiendo.
A veces me gustaría no sentir, no percibir, ser un ente carente de vida, un no ser vivo; ni en mi más alegre pesadilla tuve el placer.
Las canciones tristes me ayudan, por supuesto, a ponerme peor. Mi llanto siempre es el mismo, estoy cansada. Aunque sea, me gustaría tener un nuevo propósito por el cual llorar; pero ya ni eso, no salgo de mi mísera rutina ni en broma.
Esta es solo una parte de la historia. Las paredes, que deberían ser mi refugio, son el ancla que me hunde, y mi rutina escolar son las cadenas que me mantienen, no me dejan escapar hacia la superficie.
Ese lugar es un verdadero hoyo, lo contrario del Edén. Las veces que la pasé mal en mi habitación se quedan cortas del sufrimiento que tuve que pasar en ese establecimiento. Ni un solo día pude zafar de las humillaciones, los golpes, los insultos, del terror... Me siento en un campo de concentración (uno legal) de menores de edad: una proyección de lo que me espera en la adultez.
Que no sé si voy a llegar.
Y como si de un robot se tratara, tengo que seguir una vida cotidiana impuesta por ajenos, como si esperaran algo de mí, como si fuese a contribuir algo. Para ellos no soy más que un grano de arena en el medio del desierto, no significo nada; pero así nos moldearon. Soy un eslabón sin sentido, el sobrante, enganchado a otro que no va hacia ningún lado.
Esta es una pequeña muestra de la pequeña narración.
Esperar el colectivo es la calma antes de la tormenta, porque ni ahí dentro lo paso bien. Escucho los monótonos insultos dirigidos a mis oídos; los emisores no saben que cada vez van perdiendo más significancia.
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Roof Top | Daerin
FanfictionHaerin encuentra la salvación a su desasosiego en la terraza que lo cambia absolutamente todo. ❀ Autora original: @saidahmostan (lean sus maravillosas obras ;p).