tres

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Los sábados son como un descanso (si se puede considerar así), los domingos también, pero más el primer día del fin de semana porque llego a "desestresarme" un poco más. El domingo está más cerca de las frustraciones semanales, sin contar que es el día de la familia, puesto que yo no tengo. Ya pasé la etapa de llorar por eso.

Obviamente, hoy no hay escuela, lo que me dio la libertad de dormir más de lo deseado; todas las horas acumuladas durante la semana, ni cerca de las 8 horas. Me desperté alrededor del mediodía.

Raramente, hoy me encontraba sola, sin rastros de mis progenitores. Parece que se fueron a disfrutar del día (sin mí, claro está), obviamente, sin cumplir su función de padres. Bueno, ya me acostumbré a arreglarme sola. Ni lo más mínimo se dignan a hacer, dejarme un plato con comida para calentar en el microondas, me resigné a absolutamente eso.

De todas formas, no tenía pensado comer. Me fui al baño, después de haber fisgoneado un poco, a hacer pis, tenía la vejiga llena. El espejo se veía muy goloso para mi gula repentina. El martirio mañanero, o lo que yo considero de mañana, es el más atractivo.

No me pude resistir: mi reflejo tan repugnante, algo que me gustaría evitar, aunque no estoy ni cerca de esta acción, está en todos lados. A lo largo de esta vida terrenal, salvarme de mi propio ser es un delirio. ¿Tan dimensional podía llegar a ser? ¿Quién necesita verse tantas veces? ¿Acaso les gustaría eludirse? ¿Tanto se quieren? Sigue siendo como una trampa que me va consumiendo de a poco en este repentino momento. No me quiero sumergir en mis ojos, pero no hay alternativa; me miro y no veo nada. Algo que no termino de entender, lo que hago es solo mirar, sin poder excavar más adentro de lo que mis córneas ven. Pensé que este órgano era la ventana del alma, pero lo que puedo deducir es que en la mía no hay nada, ni sé si tendré.

Y hablando del alma, ¿qué demonios es? ¿Se alimenta, se gana? ¿Qué se supone que es? Porque si puedo contribuir, tengo mucho odio para agregar a la fogata interna que supongo que es.

De repente, se me vino una nueva idea a la cabeza: autodestrucción, sonaba bien en el día de hoy, una lenta y dolorosa. Comenzado por ahí, qué mejor que un atado de cigarrillos. Me había tardado.

Tomé un mísero café paro no caerme desplomada y molestar a alguien con mi circunstancia; al menos eso sí estaba hecho: una hermosa jarra a la mitad se encontraba en la cafetera.

Más allá de eso, fui en busca de dinero luego de meterme toda esa cafeína en mi sistema. Bueno, ¿qué le hace una raya más al tigre? Ya estoy llena de mierda por dentro, por fuera y espiritualmente, o yo qué sé.

La plata la saqué de mis ahorros, mejor dicho, los billetes que no uso para comprar la comida en la escuela, lo cual pasa seguido; durante todos estos años he juntado bastante, creo que solo me lo dan para no ir presos.

Ni que me fuera a arreglar con el tema vestimenta, agarré lo primero que encontré y les di paso con mis extremidades. Salir desnuda creo que es ilegal.

La calle estaba no desolada pero con bastante menos porcentaje de gente. Será la falta de criaturas dando vuelta yendo a educarse, además de que es la hora del almuerzo. ¿Qué podía esperar?

¿Qué clase de inconsciente le vende cigarrillos a una menor? Pues los hay y, afortunadamente, yo conocía a alguien de una tienda de minoristas (un kiosco, más fácil), un zaparrastroso que le daba igual a quién y qué vendía con tal de sumar ganancias.

Apenas entré, solo me miró y me dio lo que quise. Cada tanto vengo a comprar cosas aquí, pero nada del otro mundo.

No volví por el mismo camino, en realidad sí, pero por la vereda de enfrente; un pequeño cambio que me llevó a más penas: me encontré a un gatito en una caja maullando muy fuerte en busca de ayuda, estaba solito e indefenso. Lamentablemente, yo no podía hacer nada, más que calmarle el malestar actual.

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