La cuna oblonga (OP. 14)

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Ya me desperté. Es una cuna, una oblonga la cuál es mi aposento. Mis recuerdos alba se enternecen al acostarme en estos castillos plumosos. Parece que el tapiz de arabescos esporula halitos mentolados. Por entonces, un mayúsculo móvil fructífero es intérprete de jugosas Lullabys. Emponzoñado de incitamentum, dirijo mi rostro detrás lentamente. Es una cuna, una flotante la cuál es mi aposento.

Las paredes se amueblan de espejos victorianos. Mi cobijo se redondea y contrae a tobogán.  Fragancias frigias tocan la puerta. Ventanas rechinan misantropías. ¡Puntiaguda memoria! Ya recuerdo porqué él me abandonó.

Mi cabeza es un huracán de memorias  hoy murió.
¿Hoy murió?
No Hoy no creo. Estoy seguro qué fue ayer.
¿Seguro qué fue ayer?
No
¿La semana pasada?
         
                                                Ya
                                                      No
                                                             Sé
                                                                                                                  
Presiento que las tonalidades se han pervertido. Arrugas infectan mis frutos, pobres mejillas verduzcas que extinguieron su tonalidad. Amodorrado, escucho estentóreos originarios de la jorobada puerta. Es una cuna, una extravagante la cuál es mi aposento. Los acordes garzos de las paredes quedaron roncos y miasmas del móvil nublan el cuarto de saturación.

Mujeres desdibujadas con túnicas azabaches barzonean en mi recámara, acarreando un bebé desde el cordón umbilical. Cucarachas brotan de las peras moribundas, aleteando letargos. Es una cuna, una energúmena la cuál es mi aposento. Tartinis coplas enjuagan mi cuna, recitadas por la cabra con remansos supernovas en el abdomen.  Mis condolencias, señoras. Me lo merezco. Es una cuna, una oblonga la cuál es mi aposento.


Nota: Basado en una pesadilla lúcida del autor

Pléyade (Poemario)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora