•Confusión• Capítulo 13

130 13 5
                                    

Elimino esos pensamientos de mi cabeza.

Solo es el estupido de Albert, que parece el eterno enamorado de ____.

Sigo como todos los días, odiando este lugar.

No es mi vocación.

Es tan difícil tener que hacer algo que no te gusta.

Pero solo un pensamiento o mejor dicho, una persona hace mas ligera mi condena:
____.

Habiendo mas de 300 chicos a su disposición me escogió a mi.

Una parte de mi se siente orgulloso, es una chica espectacular.

Parecía que le costaba un poco la disciplina de este lugar, hasta que fue domando sus propios deseos, jamás hemos hablado del tema, pero sé que ella si tiene voluntad de estar aquí, en la milicia.

Al terminar hice lo mismo de siempre, ir a mi habitación, bañarme y cambiarme, después de eso me encamino a su habitación.

Toco su puerta como siempre lo hago.

Me abre inmediatamente.

Tiene una sonrisa enorme que provoca una en mí instantáneamente.

Me jala de la camisa metiéndome a su recamara.

Me besa apenas estar dentro, pone sus brazos en mi cuello besándome apasionadamente, dejándome sin aliento.

Después de un tiempo se retira y me mira sonriente.

-Que recibimiento-río, y lo hace conmigo.

-Te tengo algo.-me toma de la mano y me llevo a una pequeña mesa que tiene en el fondo, observo comida, mas bien bocadillos.

La miro.

-¿Donde conseguiste eso?-pregunto sorprendido.

-Tengo mis medios-me guiña un ojo.

Comemos algunos bocadillos recostados en el piso.

Tiene su cabeza apoyada en mi brazo, la tengo cerca, abrazada, la miro y la beso cortamente.

Cierra los ojos y suspira. La miro curioso.

-¿Pasa algo?-inquiero. Niega con la cabeza.

-Solo que quiero una cosa-dice tímida.

-Dime-la beso en la frente. Ella pone la palma de su mano en mi mejilla.

-Hazme el amor-me pide.

Sus palabras llegan como flechas... El problema es que no se a donde llegaron; al corazón o en alguna otra parte remota.

____ me mira expectante. No se mueve, sus pupilas bajo sus largas pestañas no se mecen con esa naturaleza habitual en ella. Nos quedamos quietos.

Sin decir una palabra, pongo mi mano encima de la suya y la beso, ella sonríe y también lo hace.

Ahí mismo, en la alfombra, la pongo debajo de mi y la beso tiernamente.

Ella se ve radiante, su cara denota felicidad y eso me hace aún más feliz.

Acaricio su rostro. Con mi nariz froto la suya, haciéndola reír.

Me encanta verla así. Es algo que solo a mi se me permite ver. Porque ella fuera de esta intimidad jamás ríe, jamás bromea, solo conmigo.

Pensando en las cosas que me gustan de ella, puntualizo mas de 8 virtudes... Y la lucidez golpea mi mente.

Estoy enamorado de ella.

Depredador sexualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora