•Comportamiento extraño• Capítulo 14

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Louis se había ido de mi habitación y yo aun yacía en el suelo recostada boca abajo con la barbilla apoyada en mi mano.

Me encuentro suspirando. Y en realidad no me sorprende que me encuentre embelesada por él.

Tengo entre mis pantalones al chico mas sexy del Instituto Militar.

Es cierto que hay mas de doscientos chicos ardientes por ahí, que algunas veces antes me han hecho propuestas... Indecentes.

Pero solo uno me ha llamado la atención.

Un chico de estatura mediana y ojos azules.

Tiene una mirada provocativa y una sonrisa sexy y arrogante.

Desde ese momento lo miraba en secreto y me percataba que él también lo hacia.

El recuerdo de nuestro primer polvo esta tan vívido ante mis ojos.

FLASHBACK

Me encontraba en mi cama, pensando en Louis y tocándome.

Jamás lo había hecho antes, pero su presencia tan cercana demandaba en mi cuerpo una reacción incontrolable.

El sonido de la puerta había detenido mis movimientos por completo.

Otros dos golpes mas.

Aunque nadie podía ver lo que hacia en mi habitación, una vergüenza invadió mis mejillas.

Busqué rápidamente mi bata.

Al abrir la puerta encuentro precisamente a Louis Tomlinson parado un poco detrás del umbral de mi puerta.

Me quedo sin aliento y se me seca la boca.

Las pupilas de sus ojos azules están tan dilatadas que cualquiera pensaría que está dominado por el deseo, o la locura.

Quería decir algo, mi mente trabajaba para hilar las palabras.

Sin darme cuenta, ya lo tenía en mis labios.

Abrí los ojos con sorpresa.

Sus labios acariciaban los míos de manera agresiva provocando un hormigueo excitante en mis labios y en todo mi cuerpo.

Me encontraba devolviéndole el beso.

La piel de nuestros rostros estaban tan juntas que provocaba una reacción extraña.

Su perfume me inundaba las fosas nasales. Era exquisito.

Todo a mi alrededor desapareció. Solo me esmeraba en besarlo.

Daba pasos hacia delante haciéndome retroceder.

Sus manos calientes tocaron mi trasero, me levantó con tanta fuerza que tuve que enredar mis piernas en su cadera.

Sus manos se hallaban debajo de mi bata, en mis nalgas desnudas.

Él apoya mi espalda en una de las paredes de la habitación.

Nuestras respiraciones eran tan irregulares.

Apenas se separaba de mi boca para besar mi cuello.

Había una mezcla de vergüenza y excitación que no me permitía ver claramente.

Mis manos tocaban su cuerpo, incluso antes que lo razonara.

Lo tome del cabello, después la espalda y el pecho hasta quitarle la camisa.

Él gemía sin vergüenza, lo cual provocaba en mi sexo una reacción inminente.

Lo sentía tan pesado y húmedo.

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