"No me sorprendería que vuelvas a la mañana siguiente, hijo", habían sido las palabras de Hiroko Makunouchi antes de que Ippo se fuera de la casa en compañía de Itagaki rumbo a aquel bar cercano a la Arena Korakuen.
La señora Makunouchi lo había dicho simplemente por molestar a su único hijo, aunque alabando a su vez lo guapo que este se veía para la ocasión. No obstante, lo que en un principio fue la broma de una madre cariñosa y atenta, terminó convirtiéndose en una realidad al final, porque de hecho, esa noche Ippo no llegó a su hogar a dormir.
En realidad, las cosas habían ocurrido tan rápido que Makunouchi no tenía siquiera idea de cómo es que había acabado en la situación en la que se hallaba en ese instante en primer lugar...
De un momento a otro, ya se encontraba recostado en la cómoda superficie de una cama; su espalda fuertemente presionada contra el colchón mientras un cuerpo un poco más grande se apretaba al suyo al estar sobre él. Unos cálidos y húmedos labios aprisionaban los del campeón nacional, haciéndole perder cualquier atisbo del escaso razonamiento que le quedaba a esas alturas. Unos labios que, lentamente, fueron desviándose en forma de cortos besos llenos de deseo hacia el mentón, y posteriormente, el cuello de Makunouchi.
Ippo se sentía en el mismo cielo, abrumado por las nuevas sensaciones que azotaban su cuerpo. Un cosquilleo viajó como electricidad a través de aquella zona, y junto a un rubor cubriendo las mejillas del penoso joven, este se dio cuenta de que cierto dolor se concentraba de una manera bastante incómoda en la región inferior de su cuerpo, más precisamente, entre sus fuertes y bien ejercitadas piernas. Y un roce involuntario ahí por parte de Miyata, provocó que un gemido escapara por fin de la boca de Ippo.
Cuando se dio cuenta del vergonzoso sonido que había hecho, el campeón japonés se cubrió la boca con ambas manos, completamente apenado y sin saber que, el haberle escuchado de esa manera, había encendido un fuego aun más ardiente en el mayor. —Ippo... —susurró. El nombrado abrió los ojos un poco más, sorprendido, ya que esa había sido la primera vez en que el otro hombre le llamaba por su nombre, y no por su apellido.
—Mi-Miyata-kun...
—Ichiro —interrumpió el más alto, su voz ronca y sus ojos fijos en Makunouchi—, llámame Ichiro —continuó, sus manos subiendo para retirar con calma las del menor, haciendo que dejara de cubrirse los labios; esos labios que, acto seguido, volvió a cubrir con los suyos en un apasionado beso. Las manos de Miyata se encargaron hábilmente de abrir la camisa del menor botón por botón, dejando al descubierto ese torso que había visto múltiples veces en todas y cada una de sus peleas, porque él no lo diría jamás en voz alta, pero no se había perdido una sola de ellas. Si no las veía en vivo, entonces se encargaba simplemente de conseguir cintas de las mismas. Pero por supuesto que todo eso era únicamente porque le veía como su rival y su meta, no porque tuviera sentimientos confusos hacia él, o porque le gustara, o porque lo admirara muchísimo; absolutamente nada de eso... O quizás sí, pero nadie más tenía que saberlo.
Ippo estaba tan sorprendido que no tuvo tiempo de decir nada antes de que los labios del mayor volvieran a adueñarse de los suyos. Sin embargo, sentía que podría acostumbrarse para siempre a ellos; a la calidez y la suavidad de su boca. Los dedos de Makunouchi viajaron hacia el cabello de Miyata, enredándose en ellos mientras su otra mano se aferraba a su camisa, pareciéndole tan injusto que él continuara totalmente vestido.
Ambos sentían que podrían derretirse en ese mismo instante, saboreando los labios del otro en besos que parecían no hallar un final, con sus lenguas encontrándose con una necesidad que parecía imposible de saciar. Como leyendo los pensamientos del menor, Miyata se incorporó tan solo un poco para poder quitarse la camisa y regresar inmediatamente a su boca. Todo el deseo que sentía por Makunouchi, todos sus sentimientos siempre reprimidos solo para sí mismo abriéndose paso para ser expresados abiertamente entre cada acción, entre cada caricia, entre cada intensa mirada. Ippo podría literalmente retorcerse bajo el profundo escrutinio del más alto, quien se maravillaba con cada una de sus reacciones y expresiones.
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Hajime no Ippo: Operación conquista.
Fanfiction-Oye, Aoki... ¿Te has dado cuenta de la forma en que Ippo se pone cada vez que alguien menciona a Miyata? [...] Ippo Makunouchi × Ichiro Miyata Humor / Romance. ALERTA: Este fanfic tiene contenido Yaoi (chico x chico). Si no es de tu agrado, no entr...