Capítulo 4

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Luego de aquella noche en la que habían armado el plan “operación conquista”, como le había llamado Itagaki, a Takamura le fue muy difícil no abrir la boca, y le era imposible disimular bien cada vez que estaba frente a Makunouchi. Con sólo verlo, sacaba a relucir esa expresión de gorila abusivo que pretendía decir tantas cosas como pudiera para avergonzarlo. Afortunadamente, los otros tres siempre estaban rondando alrededor para evitar que dijera algo. Ippo se mostraba confundido, pero no le daba mayor importancia y seguía entrenando tan duro como era habitual.

De hecho, tan sólo faltaba un día para que fuera finalmente sábado y ninguno de ellos había invitado a su respectiva víctima como habían acordado. Takamura había dicho que lo haría esa noche por teléfono y Kimura había sido el elegido para cerciorarse de que realmente lo hiciera sin mencionar nada sobre el aparente enamoramiento de Ippo por Miyata, algo de lo que estaban cada vez más seguros. Con sólo escuchar el nombre del boxeador, Ippo ponía cara de bobo, se ruborizaba hasta las orejas y comenzaba a balbucear.

Itagaki buscó a Makunouchi con la mirada y sonrió al verlo golpear de forma entusiasta y precisa el saco de boxeo. Su senpai era realmente admirable. —¡Senpai! —exclamó mientras se acercaba a él.

Al escuchar la voz de Manabu, Ippo se desconcentró y volteó su rostro hacia él, pero no contaba con que había golpeado el saco tan fuerte que este se volvió en su contra, dándole de lleno y haciéndole perder el equilibrio. Itagaki se rascó la cabeza, apenado por haber causado aquello, pero el resto del gimnasio estalló en risas.

El pelinegro se puso de pie mientras se sobaba la cabeza, avergonzado. Siempre le pasaba lo mismo, eso definitivamente jamás cambiaría. —¿Qué sucede, Manabu-kun? —le preguntó con amabilidad, olvidando el suceso que había ocurrido hace apenas unos segundos.

Itagaki se le quedó viendo por unos segundos hasta que finalmente sacudió la cabeza y le sonrió a su senpai. —Quería preguntarte si tienes planes para mañana. Saldremos con los demás, así que sólo restaba decirte a ti —se encogió de hombros, intentando sonar lo más casual que pudiera, pero en su interior moría de expectativas al pensar en si el plan daría o no resultado.

Ippo le vio sorprendido, pues no era común que salieran sin motivo. Mayormente se reunían todos en casa de Takamura hasta que este los echaba a patadas o se quedaban todos dormidos con el campeón mundial. Pero al final le sonrió a su kōhai. —No tengo nada planeado para mañana, ¿a dónde iremos? —quiso saber, animado.

—A un bar que está cerca de la Arena Korakuen… Y no, no es el mismo de siempre —le respondió al ver la expresión de duda de Makunouchi. Entonces, una idea maliciosa llegó a la cabeza de Manabu, quien sonrió nuevamente mientras fijaba su astuta mirada en los ojos del mayor, que no se daba por enterado para nada. —Takamura-san invitará a Miyata-san… —le dijo en voz baja, atento a la reacción de Ippo.

Al escuchar aquel nombre, Ippo abrió exageradamente sus ojos mientras retrocedía un paso. —¡¿Mi-Miyata-kun irá con nosotros?! —preguntó visiblemente nervioso. Makunouchi sentía todo su rostro acalorado y sabía que no era en absoluto culpa del entrenamiento, sino que de algo más. Pero no sabía exactamente qué.

—Sólo si acepta, pero Takamura-san lo convencerá, ya lo verás —Itagaki rió y su sonrisa se ensanchó, sintiéndose complacido. La idea de ver a ese par, siendo tan opuestos como el agua y el aceite, juntos como una pareja hacía estragos en la mente de Itagaki. Se había proclamado a sí mismo como Cupido para esa misión, así que era importante para él que su plan funcionara de algún modo. —Entonces, ¿irás?

Makunouchi asintió de inmediato y un poco más calmado, dejó ver una tímida sonrisa. —Espero que Miyata-kun en verdad vaya con nosotros.

Itagaki le guiñó un ojo a su senpai. —Irá… Por supuesto que lo hará… —susurró.

***

Aquella noche Ippo fue a acostarse con un único nombre dando vueltas y vueltas en su cabeza. No era la primera vez que le ocurría. Desde aquella vez que conoció a Miyata en el gimnasio Kamogawa y tuvo que pelear con él para poder entrar al gimnasio, constantemente aparecía en sus pensamientos. Era algo normal para él, pues también solía pensar un poco en las demás personas que significaban mucho para él.

Y de hecho, Miyata era una de las personas que realmente tenía incidencia en su vida. Para Ippo, aquel boxeador que era considerado un prodigio por todos, era su ídolo. Y al mismo tiempo, era su más grande meta. Quería pelear una vez más contra él y sabía que Miyata tenía el mismo pensamiento. Miyata había sido su primer pelea, así que todo terminaría para él cuando volvieran a enfrentarse, esta vez en el ring profesional, tal como lo habían prometido. No le importaba ganar o perder… Solamente quería que se enfrentaran una vez más. Y luego, él se dedicaría al negocio familiar, a aquel negocio que había pertenecido a su padre y que su madre junto a él se habían encargado de mantener luego de su muerte.

Pero a pesar de esa rivalidad que ambos compartían, Ippo consideraba a Miyata como su amigo, aunque el chico era muy diferente a él. Tan serio y reservado, aunque también sabía que se avergonzaba fácilmente.

Cuando lo veía, no podía evitar emocionarse y ponerse nervioso en partes iguales. Actuaba algo torpe, más que de costumbre, terminaba haciendo alguna tontería y luego se avergonzaba por su comportamiento, pero es que no podía evitarlo. Y ni siquiera sabía por qué le ocurría eso. No le pasaba lo mismo con Sendo, con Date o con Mashiba. Aunque no podía negar que este último le causaba un terrible pavor cada vez que lo veía. Pero todo lo que sentía por ellos era totalmente diferente a lo que sentía cuando veía o escuchaba hablar de Miyata. ¿Era tanta su admiración por él?

Ippo suspiró antes de acomodarse bajo las mantas para finalmente dormirse, cerrando los ojos.

“Espero que Miyata-kun sí venga con nosotros mañana…”

***

—¡Ippo! Tienes una llamada —exclamó la señora Hiroko.

—¡Ya voy! —exclamó Makunouchi, apresurándose a ponerse de pie y correr donde el teléfono. Hiroko le sonrió y le entregó el teléfono para luego marcharse y dejarlo a solas. —¿Sí?

—¡Senpai! Acaba de llamarme Kimura-san, me dijo que costó un poco, pero Takamura-san lo consiguió —le contó animadamente Itagaki desde la otra línea.

Ippo sintió que el calor se agolpaba en sus mejillas y sus manos apretaron el teléfono con un poco de fuerza. Su corazón latía ansioso en su pecho. —¿Miyata-kun… vendrá con nosotros? —quiso confirmar, emocionado.

Nunca habían tenido una salida en conjunto con Miyata, a menos que fuera para ver una pelea o algo por el estilo… Pero esta vez no era así. Irían como cualquier grupo normal de amigos a tomar algo y a divertirse. Estaba seguro de que sería genial.

Del otro lado, Itagaki sonrió al escuchar el tono de voz de su senpai. Esto se volvía cada vez más emocionante. —¡Así es! Así que vístete bien y a eso de las nueve pasaré con Aokimura-san* a buscarte, senpai. ¡Nos vemos! —sin darle tiempo a nada, Itagaki colgó de lo más feliz. Aún faltaban unas horas para que llegara el momento, pero estaba ansioso.

Ippo también colgó el teléfono y una gran sonrisa se extendió en su rostro. ¡Estaba tan emocionado! Corrió donde su madre para avisarle que esa noche saldría con sus amigos. Y como siempre, ella no tuvo problemas. Tan sólo le dijo que se cuidara. Ahora solamente le quedaba saber qué ropa debería ponerse para la ocasión. Miyata seguramente se vería tan genial como siempre, así que…

Makunouchi sacudió su cabeza al darse cuenta de lo que estaba pensando y suspiró. Tal vez debería pedir consejos a Itagaki o los demás por teléfono sobre la ropa que debía usar.

Sí, eso haría. Después de todo, quería lucir bien.

***

¡Hola! Bueno, espero que hayan disfrutado este capítulo. Fue algo corto, pero en el siguiente habrá más acción. Intentaré no tardarme tanto, para aquellos que siguen esta historia. (◍•ᴗ•◍)

*No recuerdo si sucede en el anime, pero en el manga hay ocasiones donde Itagaki une los nombres de Aoki y Kimura, formando Aokimura, para hablar de ellos como si fueran una sola persona.

¡Muchas gracias por leer!

Hajime no Ippo: Operación conquista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora