Capítulo 10

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Ippo no tenía palabras para describir la enorme vergüenza que lo invadía en ese momento. Su ebriedad se había ido casi en su totalidad en cuanto notó lo que hizo. El intenso rubor de su rostro ya no era para nada debido a su estado, sino a la impulsividad de sus acciones. No sabía cómo podría mirar a Miyata de nuevo a la cara, o qué otra cosa decir que no fuera para disculparse incesantemente. Su pulso estaba tan acelerado que podía sentir la adrenalina recorriendo sus venas. Estaba dispuesto a huir, a correr y esconderse de ser necesario.

De cualquier manera, lo que había hecho… no se había sentido incorrecto en lo absoluto. Había sido como un estallido de emociones tan intensas, que terminó avasallándolo por completo. Fue un roce; un beso tan suave y corto, pero que fue capaz de alterar cada una de sus terminaciones nerviosas. El cosquilleo en sus labios perduró, siendo una total evidencia de que lo que había hecho no fue ninguna ilusión causada por su estado de embriaguez. Fue su primer beso, la primera vez que se había atrevido a dar un paso tan grande. Y sin embargo, dudaba que Miyata se sintiera feliz por su atrevimiento.

Debía sentirse asqueado, completamente repugnado. No le había bastado con comportarse de una manera tan vergonzosa e irracional al invitarlo repetidamente a bailar con él tiempo antes, sino que después sintió la confianza suficiente como para hacer semejante movimiento audaz frente a tanta gente. Ni siquiera había pensado en hacerlo; una situación así nunca había pasado por su mente. Fue un impulso, estaba seguro de que había sido el alcohol lo que le había orillado a hacer eso. No había otra explicación. Y si la hubiera, Ippo estaba totalmente aterrorizado de ella. Porque no podía ser. Absolutamente no.

Él no podía estar enamorado. A él no podía gustarle Miyata. De solo pensar en tal posibilidad, su corazón se agitaba, y sólo podía decirse a sí mismo que era algo que le traería un sufrimiento sin fin a cualquiera. Es decir, Miyata era alguien muy guapo, sí, de muy buen ver. Pero lo que tenía de atractivo, también lo tenía de frío. Ippo no podía pensar en alguien que pudiera llamar la atención de Miyata, siendo que este tenía ojos únicamente para el boxeo. ¡Mucho menos que fuera un hombre quien le interesara de esa forma!

Quiso sacudir la cabeza para sacarse esos pensamientos; lo estaba pensando demasiado y eso no estaba bien. A él simplemente no podía gustarle Miyata, incluso si creía que era el hombre más apuesto que había visto en toda su vida. Incluso si muchas veces no podía dejar de pensar en él. Incluso si lo admiraba al punto de saber prácticamente todo sobre él.

No, tenía que detenerse en ese instante. No podía seguir llevando sus pensamientos en esa dirección.

Su rostro estaba ardiendo como si estuviera en llamas y no se atrevía a mirar de nuevo al más alto. Quería escapar de ahí, salir de ese lugar y no dejar que nadie volviera a ver jamás su rostro otra vez. Pero sabía que si se iba corriendo tal como quería hacerlo, terminaría chocando con la gente, o se llevaría todo por delante y quería evitarse un ridículo mayor al que ya había hecho.

¿Por qué me persigue la desgracia?"

El dolor de cabeza pareció aumentar con la alocada carrera de sus pensamientos y un profundo suspiro escapó de sus labios. Estaba jodido, tan jodido. Miyata lo odiaría de por vida, no tenía ninguna duda.

Sin embargo, la respiración se le cortó y sus ojos se abrieron ligeramente cuando sintió que dos manos grandes y cálidas le tomaban por el rostro. El corazón de Ippo tuvo un sobresalto. Sus ojos se desviaron rápidamente hacia la persona que hasta hace unos momentos lo tenía entre sus brazos, y le fue inevitable soltar todo el aire de sus pulmones en un jadeo en cuanto notó la profunda mirada que estaba recibiendo. No era una mirada de odio, y tampoco era una de aquellas que Miyata solía darle cuando apenas se conocían. Más bien, era una mirada intensa, más expresiva que nunca, y si Ippo tuviera que describirla en voz alta, se moriría de la vergüenza.

Hajime no Ippo: Operación conquista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora