Capítulo 9

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Dos hombres bailaban al ritmo de la sensual música extranjera que estaba reproduciéndose en la pista de baile. Las luces de neón centelleaban sobre sus cabezas, el calor aumentaba a medida que el entusiasmo lo hacía y el sudor provocaba que ambos se vieran más despeinados y que la camisa se les pegara a sus cuerpos trabajados. Uno mantenía los brazos envolviendo con firmeza la cintura del más bajo, quien a su vez se presionaba contra su cuerpo, contoneándose al ritmo de la animada canción. Y pese a lo indecoroso que aquel baile podría parecer a los ojos de las personas que los rodeaban, para los protagonistas del mismo había terminado siendo una situación completamente normal; un baile entre amigos, o más bien senpai y kōhai. No tenía nada de malo, después de todo.

—¡Manabu-kun! ¿Verdad que esto es increíble? —exclamaba el mayor, con sus brazos alrededor del cuello de Itagaki. Sus rostros estaban cerca, pero estando la música a un volumen tan alto, debían casi gritar para escucharse el uno al otro.

Ippo sentía una euforia que muy rara vez lo embargaba. Se sentía relajado, contento, como si hasta la más mínima de sus preocupaciones se hubiera marchado con los vasos de cerveza que había bebido rato atrás. Como si el Ippo comúnmente nervioso y tímido se hubiera ido de paseo y hubiera dejado una versión suya que era totalmente opuesta a él. Un Ippo más seguro de sí mismo, con más energía para animar la noche y arrastrar a los demás a un nuevo nivel de diversión jamás antes explorado. En este caso, su víctima era su kōhai.

—¡Nunca me había divertido tanto, senpai! —respondió con igual ánimo, habiendo olvidado por completo su idea original después de un rato bailando de esa forma tan entretenida.

Makunouchi nunca había hecho algo como eso. Sus salidas a bares con los demás se resumían en un poco de bebida y festejos que eran mayormente tranquilos, con una que otra locura provocada por alguno de sus compañeros de gimnasio, quienes siempre debían hacer algo para no perder la costumbre en sus tonterías. Jamás había pensado que bailar fuera tan divertido; sus pies y sus caderas se movían automáticamente al ritmo de la música, dejándose llevar por el calor y la diversión del momento, y no era capaz de negar que la calidez de otra persona contra su cuerpo era ciertamente grata. Y si con Itagaki se sentía de esa forma… ¿cómo se sentiría estando con alguien más?

Con alguien que realmente le gustara.

En su mente nublada por el alcohol, la imagen de un intimidante boxeador con el cinturón de la OPBF llegó a su mente, e Ippo suspiró con aire decaído; su semblante alegre cambiando por uno más apagado mientras se abrazaba más fuerte al cuello del menor, quien al no estar tan influenciado por la bebida, pudo captar rápidamente su estado.

—¿Senpai? ¿Te sientes mal? —preguntó con preocupación, el agarre en su cintura apretándose ligeramente cuando inclinó su rostro para tener una mejor visión de su superior.

Ippo negó con la cabeza y sus cejas se juntaron en un ceño fruncido. —¿Crees que soy molesto y por eso no le caigo tan bien a Miyata-kun? —preguntó de repente con una mueca, tomando por sorpresa a Itagaki.

Este lo miró como si no pudiera creer lo que estaba escuchando. ¡Y no lo hacía! ¿Es que acaso su senpai era tan ciego y despistado como para no ver que Miyata Ichiro esa noche había estado observándolo con todo menos molestia? Y para colmo de males, ¿no había notado las insinuaciones de Takamura para dejarlo en evidencia?, ¿y tampoco que fue la persona con quien Miyata más tiempo habló voluntariamente?

"Vaya que estos dos no pueden estar más perdidos…", pensó inevitablemente, con resignación. Sentía que estaba fracasando miserablemente en su misión de Cupido.

Pero entonces, como si una iluminación divina hubiera caído sobre él, sus ojos brillaron mientras resistía el impulso de dar un salto por la emoción. ¿A qué venía ese repentino interés en Miyata cuando la estaban pasando tan bien? Bueno, no era necesaria una respuesta a esa pregunta. Para todos había sido más que obvio que su senpai estaba coladísimo por el otro boxeador, y quién sabe desde hace cuánto tiempo. Lo importante en ese momento era que no podía dejar pasar la oportunidad.

Hajime no Ippo: Operación conquista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora