Capítulo 6

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Ippo se observó en el espejo del baño con sorpresa, preguntándose si la persona reflejada en el mismo realmente era él. Se sentía extraño, pero la vista le agradó. Itagaki se había encargado de peinar su cabello hacia arriba, utilizando un poco de fijador para que los mechones no volvieran a su forma habitual como siempre lo hacían cada vez que trataba de arreglarse un poco. En realidad, nunca le había importado demasiado su apariencia. Al principio, cuando apenas conoció a Kumi, trató de verse un poco mejor para gustarle, pero el tiempo pasó y eso simplemente había pasado a segundo plano. Y las cosas con ella tampoco avanzaron.

A esas alturas, Makunouchi la consideraba sólo como una buena amiga que se preocupaba siempre por él. Kumi era linda y le agradaba muchísimo, pero ya no tenía intereses románticos hacia ella. Además… Su hermano era demasiado aterrador como para siquiera considerar ir más allá con la chica. Ippo sintió un escalofrío al pensar en eso.

El joven salió del baño y se encontró con Itagaki, quien le sonreía visiblemente satisfecho por haber ayudado a su senpai a verse mejor que nunca. —¿Verdad que te ves genial, senpai? —le preguntó, acercándose a palmear su hombro de forma amistosa.

Makunouchi rió con cierta vergüenza, llevándose una mano a la nuca. —Bueno… Eso creo —admitió y al final mostró una sonrisa. —Gracias por ayudarme, Manabu-kun. En verdad no sabía qué hacer —pronunció, inclinándose levemente hacia su kōhai.

—No fue nada, senpai —rió el más joven. Él era el más interesado en que el plan que había creado con los demás tuviera sus frutos esa misma noche. Anhelaba… No. Necesitaba ver a Makunouchi y Miyata juntos. Quería tener éxito en su tarea de Cupido auto-impuesta.

Y si la idea de juntar a ese par no le había sonado totalmente imposible, era porque sabía que su senpai tenía altas probabilidades de estar con Miyata. ¿Quién no veía el enorme chispazo que había entre los dos cada vez que estaban en el mismo lugar? Era cosa de verlos juntos para saber que estaban colados el uno por el otro. Aoki y Kimura le habían abierto los ojos sobre eso.

Para nadie era imposible ver la pequeña sonrisa en el rostro de Miyata cuando Makunouchi se le acercaba. Y mucho más sencillo era ver la felicidad de este último cuando se encontraban, o el rubor que aparecía en sus mejillas cuando hablaba de él. Sin contar todo eso, Ippo también era probablemente el fan número 1 de Ichiro Miyata en todo el mundo. Se convertía en un completo fanboy cuando compraba revistas donde él aparecía o cuando iba a ver sus peleas. Miyata, por otro lado, asistía también a varias de las peleas de Makunouchi, a veces incluso pasando desapercibido.

Esos dos tenían un vínculo muy fuerte. Fácil de notar a simple vista. La promesa que se habían hecho siendo novatos seguía latente en los corazones de ambos. ¿Y si esa amistad-rivalidad entre ambos se hubiera convertido en algo más profundo sin que se dieran cuenta?

Itagaki tenía claro que su senpai no conocía sus verdaderos sentimientos hacia el Dios del Trueno. Pero… Estaba seguro de que esa noche, eso cambiaría. La verdadera pregunta era si Miyata estaría dispuesto a corresponder esos sentimientos cuando lo supiera. Manabu tenía todas sus esperanzas en ello. Después de todo, no creía que hubiera algo que lo impidiera. Ah, Miyata tenía tantas fans y aparentemente ninguna le atraía. Era tan aburrido. Eso reforzaba su teoría sobre ellos dos.

—¿Ippo? —la voz de la señora Hiroko parecía provenir de la entrada de la casa.

Al escuchar la voz de su madre, Ippo caminó por el pasillo para ir donde ella, quien le sonrió al verle. —Hola, mamá. Siento no haber ido a ayudarte hoy —se disculpó avergonzado, bajando su mirada al suelo.

—No te preocupes, hijo… —Hiroko lo observó con más detenimiento, haciendo que Ippo se pusiera nervioso. ¿Acaso se veía muy extraño de esa forma? —Ippo, te ves muy guapo —la mujer le sonrió cálidamente a su único hijo y se acercó a él, tomándole por las mejillas para hacerle ladear el rostro algunas veces. Luego acercó una de sus manos a su cabello para tocarlo con cuidado. —Nunca te habías arreglado tanto. ¿Acaso pretendes conquistar a alguien? —bromeó con una mirada pícara, haciendo ruborizar a su hijo.

Hajime no Ippo: Operación conquista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora