Capítulo 9

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Varias horas después de que Zhoumi lo hubiera dejado, Henry finalmente terminó su trabajo del día. Al cerrar uno de sus muchos bloc de notas, no pudo mantener el corto estallido de risa.

Lo había hecho. De alguna manera, él, pequeño e insignificante, había descubierto el enigma que había confundido a las mentes más brillantes de la coalición. Pasó la palma de la mano sobre el montón de cuadernos. En esas páginas estaba la respuesta de por qué tantos felinos estaban cambiando demasiado pronto.

Una punzada de tristeza pasó por él. Si sólo hubiera sido capaz de encontrar la solución antes, entonces tanto sufrimiento podría haberse evitado. No hubieran sido tantos los que hubieran pasado por la agonía de un cambio en bruto, es más, algunos incluso habían muerto. No era cualquier muerte, si no un destino horrible, torturador, cuando sus cuerpos se habían atascado entre ambas formas. Aunque Henry nunca había visto un caso en persona, las fotos que había visto lo habían perseguido en sus sueños. Recordó la primera y única vez que había cambiado. Eso había sido cuando todavía vivía con Edward.

Henry había estado trabajando en el sótano cuando su Tigre básicamente lo absorbió y golpeó exigiéndole que lo dejara salir. Sin preparación y con miedo, Henry trató de luchar contra ello y los resultados no fueron brillantes. Había permanecido en el polvoriento suelo, mientras sus huesos se fracturaban y se restablecían, rompiéndole poco a poco los músculos y la piel, antes de que finalmente su Tigre llegara.

Había oído hablar de casos de algunos cambiaformas que se volvieron locos por el infame dolor y se lo creía totalmente. Cuando pasó por eso, se hubiera pegado un tiro en la cabeza sólo para obtener un respiro en su agonía. Un escalofrío de temor pasó por su espalda mientras imaginaba el tener que pasar por eso otra vez. Además no había duda de que tendría que hacerlo. Incluso si fueran capaces de encontrar una cura, con el tiempo alcanzaría la edad en la que los felinos cambiaban naturalmente. Entonces, su ADN tomaría el relevo y no tendría otra opción.

Desde que se había unido a la coalición, había visto a docenas de Felinos y Halcones cambiar. Siempre era rápido y sin problemas. Nunca mostraron ni un poco del dolor que él había experimentado, pero eso era porque habían tenido un cambiaformas mayor para guiarlos y enseñarles. Algo que Henry no tenía, sobre todo después de que Minhyun lo había rechazado.

No es que Henry pudiera culpar a Minhyun. Se había dado cuenta de que era una decepción para su hermano. Henry había empujado demasiado lejos a Minhyun tantas veces, que no le sorprendería si su hermano lo rechazara.

Echó un vistazo a los cuadernos de nuevo. Tal vez ahora Minhyun se diera cuenta de que Henry realmente podría aportar algo a la coalición, y las cosas cambiarían entre ellos. Mejor aún, tal vez todo el mundo empezaría a verlo de otra manera, y olvidarían el incidente de cuando entró en el sistema informático de la coalición y lo tiró abajo.

Su teléfono móvil comenzó a sonar, sacándolo de sus problemáticos pensamientos. Lo miró y frunció el ceño cuando vio el nombre de su hermano en el identificador de llamadas. Minhyun habría regresado de su misión y querría asegurarse de que Henry había sido un buen chico.

Bueno, esta vez Minhyun se quedaría en shock debido a que Henry en realidad tenía algo bueno de lo que informar.

Henry golpeó el botón de conexión. —Oye, ¿estás en casa?

—Sí, y necesito que vuelvas a casa de inmediato — dijo Minhyun secamente.

Trató de no dejar que la actitud poco cálida y crispada de Minhyun lo deprimiera. —No hay problema, puedo estar ahí en un par de minutos. De todos modos hay algo que quería mostrarte.

—Estoy seguro de que lo hay —dijo Minhyun, el sarcasmo era inconfundible en su voz.

El corazón de Henry dio un vuelco de la misma manera que siempre lo hacía cuando se dio cuenta que de alguna manera había dejado que alguien con autoridad lo mirara hacia abajo. No sabía a ciencia cierta lo que había hecho para molestar a Minhyun tanto, pero estaba claro que no estaba contento en absoluto. Henry agarró el teléfono más fuerte para que no se le resbalara de repente de las manos sudorosas. —Voy de camino.

Serie de los CP 07 - Una Distracción TentadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora