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— ¿Sae? ..
— Mh, ¿Qué?
Al principio niegas con la cabeza, pero luego sueltas un pequeño “tengo frío”, pasándote las manos por la parte superior de los brazos, tratando de hacer al menos algo de calor, porque este clima es una mierda y el abrigo que llevas puesto no sirve para nada.
Te sientes tan mal vestida mirando al chico que está a tu lado, que está vestido de punta en blanco con nada menos que la perfección y probablemente ni siquiera tenga problemas tan pequeños como el frío. Si Sae hubiera nacido solo dos siglos antes, habría sido un perfecto caballero. Su ropa está perfectamente planchada sobre él con esa sensación de alta costura en la que la ropa está confeccionada. Pero parece un hijo pródigo aristocrático, y tu delgado abrigo color beige, que también es el único que tienes, no combina bien con el abrigo blanco y esponjoso de Sae. Sabes con seguridad que las manos que tiene en los bolsillos están definitivamente enguantadas finamente.
Sae te mira en diagonal, y si no lo conocieras, habrías escuchado un escalofrío recorriendo tu columna. Ni siquiera sabes por qué Sae ha accedido a verte y, sin embargo, aquí está, incómodo, con su bata blanca, impasible y probablemente preguntándose qué podría hacer con la información de que tienes frío. No es como si Sae pudiera controlar el clima. Aunque, supongo, todo es posible con este chico.
—No te escuché, ¿Qué dijiste?— Sae aclara, y un pequeño suspiro de alivio pasa por tú mente, pues gracias a Dios no escuchó eso.
Sin embargo, niegas con la cabeza porque sabes que absolutamente no repetirás eso.
—Solo un galimatías. ¿Estamos esperando algo? — le dices a Sae, porque ha estado mirando de izquierda a derecha de vez en cuando, y tal vez es solo una impresión, pero tal vez no quiere que las personas que conoce los vean juntos.
— En realidad no — dice Sae inexpresiva.
— Entonces, ¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntas, con la leve esperanza de que la respuesta no te decepcione demasiado.
Intentas hacer fricción con las mangas de tu abrigo, pero son un poco cortas para eso, y tus dedos índices aún permanecen fríos, mientras que la temperatura muerde tus mejillas, que se sienten rosadas y con hormigueo. No puedes esperar para entrar en un lugar cálido y sentir esa extraña sensación de calor blanco en tus extremidades, que después de un tiempo prolongado en un ambiente frío vuelven lentamente a su temperatura normal. Lástima que el abrigo no tenga bolsillos, y que tu falda tampoco.
—Vamos, Estamos bastante a tiempo. La película comienza en veinte minutos y Simplemente no me gusta hacer cola— explica Sae, como si fuera un hecho, y tiene sentido. Sae no tiene mucho tiempo libre, y desperdiciarlo en una cola parece demasiado mundano para él.
—Sí, vamos a …— abruptamente dejas de decir, y tu cerebro deja de funcionar.
Te sientes como si estuvieras en un sueño, cuando ves la mano de Sae, desnuda, a diferencia de lo que imaginaste, toma la tuya, entrelaza los dedos y luego vuelve a guardarla en su bolsillo. Si ya te estabas sonrojando por la mordedura congelada, ahora sabes que este tono de tomate definitivamente es culpa de Sae.
—¿Sae?— Lo intentas, pero Sae no te mira, un leve sonrojo en sus mejillas aparece.
—Si nos estancamos vamos a llegar tarde. Vamos— dice, y te arrastra de la mano que tiene como rehén.
—Pero mi mano esta…—
—Exactamente donde se supone que debe estar. Dijiste que tenías frío, ¿no? — Se encoge de hombros. Ahora definitivamente sabes que Itoshi Sae nació en el siglo equivocado. Y, sin embargo, eso no te importa ni un poco, ni siquiera un poco.
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@honeybachira
galimatías: una confusión/ balbuceos o desorden de palabras.
