Entonces, estoy en la nada, en la nada absoluta que solo me brinda silencio y vacío. No me siento bien pero tampoco mal, sólo estoy en mi punto neutro, donde ya no me sorprendo ni yo misma al verme al espejo y encontrar tanta soledad en un solo reflejo.
¿Pero qué podría hacer cuando no existen fuerzas para salir de donde estoy? He sido víctima de mis propios pensamientos y ahora me encuentro presa en la vida que se hunde poco a poco en lo absurdo.
Podría dejarme morir, dejar que sea la nada que se encargue de mí ¿Pero si nadie nota mi ausencia? Me lo pregunto, porque aunque yo falte en los lugares más remotos, nadie sentiría; de todos modos no deseo que me quieran, prefiero odio verdadero de ese que mata con sólo nombrar.
Y sigo acá, sentada con la vida en mis manos, esa vida que se acaba y aun así sigo pensando en nada.
