He aprendido tanto de ti que estoy agradecida, me soportas tal cual soy, con mis problemas y mis noblezas.
Aguantas mi vida, y sabes comprender que no se me hace fácil entender muchas cosas.
Que le temo a la oscuridad y el sentirme en soledad me espanta.
Que la tristeza es mi compañera aunque mi sonrisa quiera ocultarla.
Que cuando no quiero que me olviden, marco de por vida.
No soy fácil de entender, porque estoy llena de preguntas, que cuando quiero sonreír lo hago aunque duela.
No estoy acostumbrada a la vida sana, siempre llevo la contraria y no tengo una eternidad paga.
Entiendes mis silencios y jamás los peleas, porque aunque quieras decir algo en contra de ellos, sabes que estoy analizando mis penas.
Jamás hemos hablado pero siempre estás ahí con prudencia, siguiendo mis pasos haciendo que duela.
Sabes que lloro de vez en cuando y luego borrón y cuenta nueva.
Conoces mis penas y las vives a tu manera, sabiendo que es mejor no preguntar si estoy bien, porque no será buena la respuesta.
Sabes que soy rebelde y no me callo una molestia, que estoy en problemas a cada rato pero esa es mi vida pasajera.
Sabes que soy una amante apasionada pero en mi ser no se refleja, que oculto mis sentimientos hasta el día que alguien los posea.
No confió en muchas personas aunque me brinden una sonrisa, porque confíe tantas veces en hermosas sonrisas olvidando que estas se las llevan unas fuertes brisas.
Has sabido entender mi dolor que nadie más conoce y sabes que algún día haré lo que me place, me iré tan lejos que ni para ti en algún momento existí, sólo me iré dejando tu vida tan sola como la mía.
Y es que me conoces más que nadie, porque vives conmigo mis penas, has brindado en mis dolores y hemos compartido los cigarrillos que son paz en sus olores.
Pero tranquila, el día que me vaya no lo haré sin despedirme, estas tu en mi lista de abrazos cuando tenga decidido irme.
