¿Ves quien soy ahora? Porque esto es en lo que me convertí, por tu maldita culpa.
Pero es más triste permitir dejar que hicieras conmigo lo que se te antojara y ahora estoy a la deriva, por tu maldita culpa.
Y es que creí en los susurros al oído, las caricias a media noche, los besos con pasión, las palabras al llorar, que jamás fueron verdad... Por tu maldita culpa.
Pero ¿cómo culpar a alguien que ni siquiera siente? Porque si es así, todo es tú culpa. - Dijo golpeando finalmente el espejo.