05

581 70 18
                                    

If only

Un millón de pensamientos giraban dentro de su cabeza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un millón de pensamientos giraban dentro de su cabeza. ¿Qué clase de sentimiento es este que siento? preguntaba una voz interna constantemente mientras él no era capaz de responder apropiadamente.
Es consciente que hasta el momento siempre se vio siguiendo una especie de línea invisible que lo obligaba cumplir cada orden y mandato que se le era otorgado; necesitaba ser el príncipe que todos querían ver.

¿Pero por qué era un príncipe? Ni él conocía su propia historia.

Todos ser vivo dentro y fuera del paraíso eran creaciones de Dios. Sin embargo, él era una excepción especial. De alguna manera Dios no lo hizo como al resto, ni tampoco era producto de sus creaciones banales. Y principalmente eso era lo que lo volvía tan diferente a los demás.

El rey de los cielos lo adoptó como su hijo más valioso. Sus virtudes, esas que él no lograba ver en sí mismo, lo hicieron especial. Todos en el paraíso celestial lo consideraban un verdadero príncipe. Y dentro de toda la lógica de la corte suprema de los arcángeles, eso es lo que era.

“No puedo decidir lo que está mal o lo que es correcto. ¿Quién lo dice en realidad..” una curiosa frase que había leído en un libro hace tiempo volvió a su cabeza justo en ese momento. Donde él vivía, quién decidía eso era Dios; su padre.
Diariamente todo por lo que él tenía curiosidad, estaba mal.

Creía pensar que si tan solo él supiera interpretar aquello que su corazón decía, tal vez todo sería mas sencillo, como hacían los seres terrestres quienes tendían a guiarse por sus sentimientos e ideas con seguridad; pero él siempre llegaba a la misma conclusión.

- No sé lo que estoy sintiendo. -su mirada estaba perdida sobre las pinceladas que daba en el lienzo de tejido blanco. Sus ojitos dormilones extrañamente se veían mas oscuros que de costumbre. Otra peculiaridad que lo hacía resaltar entre los demás. Sus ojos a veces se oscurecían, y otras se veían tan claros como el cielo en un día soleado.

¿Es sólo un sueño? Intentó convencerse mas de una vez que si lo era, pero no estaba satisfecho ante eso.

Si tan solo tuviera la capacidad de poder leer aquellas señales que aparecían frente a sus ojos, tal vez podría encontrar la manera de ser eso que sentía estaba destinado a ser.

Cada paso, cada palabra; con cada hora o segundo, tenía la sensación de estar cayendo en un pozo oscuro y sin final. ¿Descubrir algo nuevo verdaderamente era tan malo?. Quienes lo rodeaban demostraban que si; pero por qué, esa era la cuestión.

Temían que él mismo se convirtiera en alguien que nunca ha sido. Le resultó singular esa respuesta que obtuvo hace días de su padre ¿Cómo debo interpretar eso?.

¿He perdido la cabeza? Se preguntó más de una vez. Llegó a pensar que sí. No podía quitarse esos ojos rojos de la mente; lo perseguían y los veía en todas partes. 'Y si no es así, perderé la cordura en poco tiempo' esa era una expresión que utilizaban los humanos y para Taehyung el significados se adaptaba a su situación a la perfección.

- Su alteza.

Una voz ajena ocasionó que detuviera sus movimientos y volteara la cabeza lentamente hacia atrás. Un ángel joven yacía parado en el césped verdoso, ejerciendo una inclinación hacia él de sumo respeto; procuraba no enderezarse hasta que se lo permitieran.

- Puedes levantarte. -pidió Taehyung con suavidad en su tono de voz.

Sonrió cuando se encontró con un par de ojos verdes. Park Bogum, pensó. Un ángel guardián joven; tenía la misma edad de Taehyung y unas alas muy bonitas, que para su edad, eran bastante grandes.

- Hola. -volvió a inclinarse a modo de saludo y cuando devolvió sus ojos al príncipe, sonrió. Taehyung pudo ver el rojo en sus mejillas.

- ¿Cómo estás?. -para ese entonces, Taehyung se puso de pie y le devolvió el saludo solo inclinando levemente la cabeza. Bogum despegó sus ojos de las piernas lisas de Taehyung; su atuendo del día se le veía increíble, pensó el joven de cabello castaño. Sentía sus mejillas ardiendo.

El príncipe agradecía por lo menos tener prioridad para utilizar lo que él quisiera. Solía confeccionar su propia ropa, le gustaba hacerlo. Pero justamente el traje de hoy parecía no ser del agrado de quienes lo veían, algunos se detenían a verlo un poco incómodos y procuraban no ver sus piernas; ¿Era por qué las enseñaba demasiado? Se preguntó.

Lucifer -KookV- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora