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Nuevamente, la noche paso rápido. Tal vez podría ser por el hecho de que los cinco muchachos estaban muy cansados como para madrugar.

Chris aprovechaba la ocasión y mientras dormían, fue hacia el granero, a ver lo que tanto esperaba.

Se encontraba todo en silencio, tal y como quería. Ni un solo movimiento o ruido. Ningún sollozo o llanto.

Satisfecho, salió del granero y camino hasta la casa.

Eran las tres de la madrugada, Felix dormía tranquilamente, pero sentía que algo no iba bien.

Decidido, fue hasta al baño, viendo su reflejo en el espejo. Un rostro lleno de cansancio, ojeras notables, tez pálida y muchas pecas se apreciaban en el cristal.

Sentía como la comida subía hasta su garganta, provocandole náuseas y mareos. Vomitó, desechando todo los remordimientos y malos ratos, aún insatisfecho. Pero se sentía mejor al botar todo.

Martillazos en su cabeza, sus pies apenas podían sostener su débil cuerpo y sus manos temblaban.

Podía estar enfermo o seguía sintiéndose mal por lo de sus abuelos.

Volvió a dormir, sintiéndose un poco mejor al ver como sus amigos dormían cómodamente. Mañana estaría mucho mejor.

Y así fue. Felix despertó de buen ánimo, tenía ganas de correr y saltar, tenia la energía de un niño pequeño.

Más tarde, después del desayuno, fueron de paseo, excepto Jeongin, quien había prometido a Christopher que se quedaría a ayudarlo.

Cuando finalizaron de comer y salieron a ver las costumbres de aquel pequeño pueblo, los dos quedaron completamente solos.

El menor observaba cada movimiento del otro, tratando de que no fuera a hacer algo estúpido. Los nervios lo invadian, sintiéndose extraño ante su propio comportamiento.

-¿Que me está pasando?-pensaba Jeongin, golpeándose suave la mejilla, pero castigándose por su actitud.

Gracias a dios, Christopher no vio como el menor se golpeaba el rostro avergonzado cada dos segundos.

-¿Pasa algo?-dudo el mayor al escuchar los gemidos de dolor del chico.

-N-nada-mintio el chiquillo, sonrojandose ante el contacto visual.

Bang asintió, aún confundido.

Ya terminando con su tarea de limpiar los platos sucios del desayuno, fue hasta Jeongin, quien había estado mirándolo atentamente desde el sofá.

Se sentó cerca del muchacho, notando como sus mejillas pálidas se convertían en un color rosado. Eso le pareció hermoso y conmovedor.

-Jeongin-lo llamó el de cabellos lacios, llamando su atención. El menor solo hizo una mueca de confusión, mirándolo con los ojos abiertos-. ¿Por que te ves nervioso siempre que estoy junto a ti?

Joder, sabía cómo arruinar todo siempre.

Gracias a la pregunta que lo llevaba molestando hace ya dos días, logro incomodar al chico. Ahora temía que se sintiera extraño a su lado.

-¿Nervioso?-exclamo fingiendo estar confuso. Chris asintió.

-¿Te hago sentir raro? ¿Crees que te haré daño?

Jeongin dudo un poco sobre la respuesta que le daría. Había conocido hace menos de cuatro días al mayor, no quería arruinar lo que llevaban y ni mucho menos sonar malagradecido después de todo lo que hizo.

-No es eso-remojo sus labios, avergonzado-. Es solo que...

-¿Que cosa?-lo interrumpió, preocupado con el entrecejo fruncido.

𝖠𝖭𝖨𝖬𝖠𝖫𝖲 -𝐬𝐤𝐳 𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora