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Minho escuchaba sonidos singulares que salían del baño.

Como suspiros, pero sentía que algo no andaba bien con eso.

Toco la puerta, exaltado al escuchar risas diminutas y silenciosas.

—¿Hay alguien dentro?

El silencio invadió la habitación y el pasillo donde se encontraba Minho, aún extrañado.

Después de unos quince minutos largos, los cuales se le hicieron casi infinitos, Hyunjin seguía sin aparecer. Se suponía que iría en busca de su hermano, el cual había desaparecido inesperadamente.

Nadie le respondió, ni siquiera un ruido.

Toco nuevamente, esperando al menos una respuesta de señal de vida.

Hasta que por fin, alguien contesto. Una voz suave y delicada hablaba desde el otro lado de la puerta.

—¿Si?

Minho suspiro aliviado, escuchando la voz de su hermano.

—Felix, ¿que haces allí dentro? ¿Estas solo?

Otra vez silencio.

¿Acaso su hermano escondía algo?

—Estoy bien, no te preocupes.

Sin estar seguro, Minho decidió no insistir, tal vez su hermano se sentía mal.

—¿Estas enfermo?—lanzo su última carta, para al menos quedarse más tranquilo.

—No, solo vine a...

—Esta bien, solo estaba preocupado.

Sin esperar ahora una respuesta por parte del chico, camino lentamente hacia la cocina, pero algo lo detuvo en seco.

Otra voz se escuchaba.

Provenía del baño.

Se encaminó hasta la puerta, sin hacer ruido para escuchar.

—¿Ya se fue?

Sus ojos se abrieron como platos.

Era la voz de el.

La voz de Hyunjin.

Pego su oído a la puerta. Ahora podía escuchar con más claridad.

—Si.

—¿Aún no le dirás nada sobre esto?

¿Sobre que? Algo le estaban ocultando, y no tardaría en enterarse.

—¿Decirme que?

Era claro. Hasta más claro que el agua. Minho sabía que al hablar, los dos chicos estarían asustados como dos ratoncitos atrapados.

—Minho...

—¡Abran la puta puerta de una buena vez!

Pasos se escucharon desde lo lejos. Los demas habian escuchado el ruidoso grito de Minho. Asustados, habían corrido hasta donde se encontraba.

—¿Que está pasando, Minho?

El chico ni siquiera se preocupó por la presencia de los otros, nadie podría calmarlo. La rabia ardía dentro de el.

—¡Abran ahora mismo!

En pocos segundos, la puerta del baño empezó a abrirse, mostrando a dos chicos totalmente rojos de la vergüenza salir de la habitación, cubriendo sus rostros.

Minho golpeó la pared con furia, casi dejando la marca de su puño en ella. Miro con ojos asesinos al más alto, sus ojos inyectados en sangre. Mientras que a su hermano lo miraba con decepción, realmente preocupado.

𝖠𝖭𝖨𝖬𝖠𝖫𝖲 -𝐬𝐤𝐳 𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora