Capitulo 6

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Un elfo apareció a lado de Cissy, interrumpiendo la plática con su marido, alegando que traía una carta para ella.

Con algo de molestia la abrió e inmediatamente su mirada se dirigió a la parte de abajo, dónde estaba el nombre del emisor, llevándose una sorpresa desagradable. –¿Quién es?– preguntó Lucius.

–Zabini–

–¿Qué dice?–

Tardó unos segundos en leerla para responder –Dice que quiere venir a ver a Severus, ya sabes, por su estado– respondió algo frustrada; esos episodios donde algo le afectaba emocionalmente y repercuten en su salud, no se habían detenido después de su graduación.

–Dile que no, inventa algo sobre que Severus no quiere ver a nadie–

–No es necesario que lo invente, verdaderamente no quiere ver a nadie– la pareja se había resignado desde el inicio a mandar a un elfo con su comida y darle espacio para sí mismo, no tenía mucho caso estar encima de él porque sabían que de todos modos no les iba a decir nada.

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Severus estaba sentado en su cama mientras abrazaba sus piernas, sentía un frío que no lograba calmar con nada, había estado perdido en el universo en los últimos dos días hasta que de repente, un suave golpe en la ventana lo hizo saltar del susto.

Al voltear, se encontró con una pequeña figura de origami al otro lado del cristal; con cuidado se levantó y abrió la ventana, tomó con rapidez la figura sin poder evitar ver una sombra entre los árboles.

Se apartó de esta misma y deshizo la delicada figura, encontrándose con una letra pulcra.

Querido Severus:

Lamento haber sido tan abrupto al confesar mis sentimientos en mi oficina, sin embargo, no te miento. Te he amado con un gran fervor desde que comenzamos a convivir juntos hace tantos años, tengo tantas cosas que decir que si las expresara en una carta, me temo que esta no tendría fin.

Por eso mismo, te invito a que observemos las estrellas. Espero que tú también desees hablar y me permitas hacerlo a tu lado.

Con la esperanza de que aceptes, Sirius.

Sentía que su corazón se saldría de su pecho, diría que había llegado a una conclusión sobre él después de esos dos días de aislamiento pero... si no lo había hecho en tantos años, menos en tan solo 48 horas.

Se puso un suéter delgado y salió a hurtadillas, sabía que Lucius y Narcissa seguían despiertos, así que tendría que ser rápido, antes de que alguien se diera cuenta de su ausencia.

Llegó hasta la puerta y tal cual un adolescente, se escapó para ver a un chico o en su caso, a un hombre. Caminó hasta quedar frente a su ventana y ahí lo pudo ver, esperando fuera de la barrera protectora, cómo un cachorro.

Se aclaró la garganta y pronto captó su atención, viendo cómo su mirada se iluminaba a pesar de la oscuridad de la noche. Caminó un poco más hasta llegar al borde –Hola– pronunció el contrario tímido.

–Hola– correspondió en el mismo estado.

Dió un paso para salir de la barrera sin esperar que el auror comenzara a caminar alrededor de la barrera, lo siguió y no tardó en divisar una moto. El omega se detuvo en seco y dijo –No me voy a subir a eso–.

El más alto se volteó inmediatamente–¿Qué? ¿Por qué?– interrogó algo dolido.

–No me voy a alejar de la mansión– sabía que el alfa no le haría nada pero no quería quedarse a la deriva con él, no sabía qué sería capaz de hacer con la libertad de estar fuera de la presencia de sus amigos.

El animago estaba algo triste por su declaración pero lo entendió, no era prudente llevarse a un omega en medio de la noche a un lugar misterioso. –¿Entonces... qué propones?–

–Mmmm hay un lago cerca de aquí... no, olvidalo, tiene barrera también–

–¿Por qué un lago tiene una barrera?–

–Niños– respondió sin mucho ánimo; sus hijos habían seguido a una pequeña rana hasta el lago, dándole un enorme susto.

Un silencio algo incomodo se formó en el ambiente hasta que Sev recordó otro lugar, –¡Hay un claro en el bosque que está cerca!–.

–Bien, entonces te sigo–

Recibió una afirmación silenciosa y comenzaron a caminar, también en un silencio que ninguno sabía cómo romper. Al pasar unos minutos, llegaron al lugar esperado, tomando asiento sobre el césped y permitiéndose disfrutar la vista que tenían del cielo.

–Me preguntó porqué las familias sangre pura tienen la tradición de poner nombres de acuerdo a algo– inició el mestizo, sin saber realmente con qué empezar.

–No lo sé, supongo que será algo referente a sus orígenes. En mi familia tienen la–

–Estrellas, lo sé. Narcissa quería que siguiera con la tradición pero al final Regulus la convenció de dejarme seguir la mía–

–Pero... eres un mestizo– intervino confundido.

–Si... pero mi madre era una sangre pura, los Prince tenían la tradición de usar nombres célticos, el de mi madre era Eileen: bella cómo el sol–

–Y... ¿el tuyo?–

Rió un poco, dejando embelesado al de rizos, –Mael– admitió con algo de vergüenza.

–¿Mael?– preguntó el contrario sin darle credito a lo que oía, 7 años estudiando juntos y jamás se había enterado de si quiera, la existencia de un segundo nombre.

–Si– respondió sin desviar la mirada del cielo, sintiendo esos vibrantes ojos plateados sobre él.

–... ¿Qué significan los nombres de los niños?–preguntó tímidamente.

–El de Dylan.. originalmente estaba escrito con I pero me gustó más cómo se veía con la Y, tiene 3 significados: "hombre impetuoso", "encantador de mujeres" y "leal como un león"– respondió avergonzado, desde el primer momento en el que vió a Dy, supo que era de Sirius y a pesar de que se preparó mentalmente para criar a un mini Black, sorprendentemente, Lyn era más similar al auror que su hermano.

–Me gusta ese nombre– la culpa lo pinchaba por no haber estado ahí para ver nombres.

–El de Evelyn es: "agradable o grata"– a pesar de que se había asustado al verla, sabía que ella no tenía la culpa de que su donante fuera una mujer escalofriante.

–Ese también es lindo– respondió con la voz algo quebrada, reprochandose por haber sido un idiota.

El más bajo no quería verlo llorar pero tampoco quería consolarlo, así que solo le dió dos palmadas en el hombro con una corta mirada reconfortante.

Siguieron hablando hasta que el frío ya era abrumador para ambos. Severus no sabía en qué punto había dejado de sentir ese frío que le calaba los huesos, solo sabía que su delgado sueter dejaba de ser una protección contra el clima.

–Deberías entrar o te puedes enfermar– aconsejó el auror, recibiendo una afirmativa.

Caminaron de vuelta a la orilla de la barrera pero antes de que fuera un "adiós" definitivo, Sirius tomó la mano de Severus, deteniendolo por completo. –Se que ha pasado mucho tiempo pero... quiero demostrarte que cambié para bien y esta vez es definitivo–

Le dió una mirada que no pudo interpretar pero se zafó de su agarre para quitarse el suéter, alertando al alfa, se lo entregó y dijo –Póntelo debajo de la chaqueta o tendrás que tomar una poción para la gripa– dulcemente y se fue, dejando al contrario con las palabras en la boca.









💕✨: Ya seeeeee, le cambié el segundo nombre, me causa estrés que se llame Tobias ಠ⁠︵⁠ಠ

Parches para el aroma IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora