Capitulo 8

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Severus estaba acomodando por cuarta vez su bufanda cuando una voz desconocida lo interrumpió. –¿Prince?–

Volteó y genuinamente se sorprendió al encontrar a un adulto decente en vez de al torpe adolescente que conoció en Hogwarts. –Carrow–

–Te ves bien– comentó el alfa pero con cierta mirada que el contrario no lograba descifrar.

–Gracias... tú también– correspondió incómodo.

El ambiente se volvió tenso por unos minutos, hasta que el rubio habló –Voy por un cigarro ¿fumas?–.

–No, tomate tu tiempo... yo estaré en la tienda de ingredientes que vi por allá– dijo descuidadamente mientras hacía un ademán en la dirección de dónde venía.

El oficinista asintió y se marchó, dejándolo solo; Severus nunca había tenido una cita pero estaba seguro de que duraban más que 6 simples frases, suspiró e iba a visitar una tienda de juguetes para sus cachorros, cuando un aroma que conocía a la perfección invadió sus sentidos.

Volteó tan rápido que su cuello dolió, encontrándose con Sirius, parado a una distancia considerable con un ramo de flores y una enorme sonrisa, dejándolo desconcertado. ¿Black también iba a tener una cita con alguien?... ¿a la misma hora y en el mismo lugar?.

El animago caminó apresurado hasta él y le ofreció el ramo, confundiéndolo aún más. –Llegué un poco tarde, lo siento pero es que me encontré con un puesto de flores y me pareció buena idea comprarte un ramo– se excusó avergonzado.

El pocionista recibió las flores aún en el mismo estado –¿Qué? ¿Un gato te comió la lengua?– preguntó el auror con encanto.

Dudó un poco en responder pero lo hizo, con otra pregunta –¿Qué haces aquí?–.

–Vine a nuestra cita– respondió con ligereza, desviando la mirada con vergüenza.

–¿Cómo te enteraste de que tendría una cita con Carrow?–

–Mmmm... digamos que no es la persona más discreta–

–¿Lo estuvo divulgando por ahí?– preguntó el omega exaltado, apretando el ramo contra su pecho por accidente.

–Tranquilo, solo con sus amigos–

–¿Eres amigo de Carrow?– el pobre ramo cada vez era sometido a más presión.

–¡No! ¡claro que no!–

–¿Entonces cómo sabes?– se podía ver molesto pero Sirius percibía su aroma, estaba ansioso.

–... Digamos que... mmm... coincidí con él en la cocina mientras estaba con uno de sus amigos–

–¿Lo... espiaste?–

–¡No!–

–¿Entonces si eres amigo suyo?–

–Okay, si... los espié–

El más bajo por fin soltó el ramo pero antes de que pudiera decir otra cosa, el alfa lo tomó de la mano y lo guió hasta un café, dónde podrían hablar mientras bebían algo caliente.

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Apenas entró por la chimenea, fue abordado por Cissy, quien no se veía muy contenta al percibir el aroma que traía encima.

–Quedamos en que irías a la cita– le reclamó mientras Lucius arrullaba a Draco en el balcón.

–¡Si fuí!–

–¿Y entonces?–

–Carrow fue por cigarros y nunca regresó– respondió y se encogió de hombros.

–¿Te dejó plantado? ¡que ofensa! Amycus y Alecto me van a oír– exclamó escandalizada.

–No es necesario, de todos modos confirmé que no es mi tipo– se removió incómodo, con la mirada fija en su ramo de flores.

–¡Es que no lo entiendes! ¡primero el idiota de Amycus se atreve a faltarte el respeto al dejarte ahí plantado y luego Sirius se aprovecha de la situación!– parecía una mamá ofendida por la primera cita fallida de su cachorro.

–Cissy...–

–¡No! no lo entiendes– exclamó frustrada –Sirius podrá ser una buena persona ahora pero conoces el tipo de persona que es. Él no será un buen alfa ni cómo pareja ni cómo padre; no lo sabes porque no estuviste aquí pero ¡no tienes idea de cuántos escándalos con mujeres y hombres ha tenido! ¡Sirius de ninguna forma va a entrar en la lista de pretendientes!–

Y de pronto, el omega se sentía cómo cuando tenía 14, siendo regañado cómo un adolescente por su "madre". Eileen nunca lo había regañado, así que no sabía cómo reaccionar a los reclamos de la mujer.

La rubia se acercó rápidamente hasta él y lo tomó fuerte por los brazos –¡Prométeme que no volverás a verlo!– realmente parecía preocupada.

–Yo...– murmuró el pelinegro suavemente.

–¡Severus, promételo!–

El omega no quería decepcionarla pero tampoco quería dejar de ver a Sirius, bajó la mirada al ramo entre sus brazos con tristeza pero este fue arrancado de entre sus manos con fuerza, siendo lanzado a la chimenea detrás de él.

Sus ojos se cristalizaron y al subir la mirada, no pudo ver nada más, que a una madre protegiendo. Se crispó y fue rápidamente envuelto por los brazos de la alfa, permitiéndole soltar las lágrimas que sus ojos contenían.

Narcissa le sobó la espalda mientras que él se aferraba a su vestido para tratar de silenciar su llanto –Shhh... todo va a estar bien, cariño– susurró la alfa tratando de calmarlo.

Severus de verdad había disfrutado la cita y peor aún, quería otra. Era algo estúpido, se sentía como Romeo y Julieta pero con más de una semana de conocerse.






💕✨: El ramo valiendo riata    

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