En busca de la felidad

Capítulo Uno

Aquí estamos en una nueva historia. Espero que os guste y le deis la misma acogida que las otras que he escrito. 

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Era una locura, una auténtica locura, se había descubierto ante Odín, el Padre de Todos. Había estado dispuesto a embrujarlo y quedarse con su trono, por fin. Pero una estúpida idea se le había metido en su preciosa cabeza. Se miraron, esmeralda contra acero, midiéndose.

-¿Cómo puedo estar seguro de que no me estas volviendo a mentir, Loki? Acabamos de quemar un cuerpo que no es el tuyo, hemos manchado el alma de uno de mis soldados.- El padre de todos le miraba serio, inexpresivo. Estaban en sus aposentos privados, dónde recibía a los grandes monarcas de otros reinos.- Me acabas de confesar que venías a quitarme el trono pero has cambiado de parecer...- Se acercó a él lentamente.- Dame una razón para aceptar tu propuesta y no meterte ahora mismo en los calabozos.

-Odín.- Le miró serio, como un igual, pues él ya no era el príncipe de Asgard sino el Rey de Jötunheim.- Piénsalo, ¿qué ganaría yo descubriendo mis planes ante ti? Me hubiera sido tan fácil llevarlos a cabo y tú nunca te hubieras enterado. Solo quiero un nuevo comienzo. Poner en orden mi reino y desaparecer de la vista de todos. Deja que crean que estoy muerto, será lo mejor, pues si descubren que sigo vivo no encontraré descanso.- Miró a su padre.- He ayudado a Thor a librarse de Malekith, a traer la paz. He aprendido de mis errores y mi castigo fue la muerte de madre.- El rostro de Loki se suavizó.- Es el único acto del que me arrepiento y lo sabes, padre. Amaba a madre por encima de todas las cosas y mis retorcidos planes hicieron que ella muriera.

-No conocías los planes de aquel elfo oscuro, Loki.- Odín sonó cansado. Se acercó a su hijo y le puso una mano en el hombro.- Te dejaré marchar siempre que me jures por tu madre que no atacarás a Thor ni harás nada en contra de los intereses de Asgard.

-Lo juro y no solo por mi madre sino por mi pueblo que me necesita.

-Marcha, hijo mío, a tu nuevo destino.

-Padre- le llamó por última vez.- Que Thor no se entere.- Éste asintió.

Loki aún no se creía de su suerte. Realmente se iba a librar de ir a prisión. Se despidió de su padre con una leve inclinación de cabeza y salió de allí. Pero antes se las ingenió para robar el Cofre de los Inviernos Pasados. Intentó usar toda su fuerza de voluntad para no robar el Teseracto pero finalmente lo hizo.

Llegó a su desolado reino. Llevaban un año sin un monarca y se había sumado en el mismísimo caos. Caminó seguro de sí mismo, sabiendo que no le podían hacer daño y menos cuando vieran que tenía el cofre. Si después de la derrota ante Odín, aquel reino había caído en desgracia, desmoronándose, ahora era mucho peor. Caminó hasta la puerta del derrumbado castillo.

-¿Qué hace un asgardiano aquí?- Escuchó decir.

-¿No es uno de los hijos de Odín?- Habló otro.

-Alto ahí.- Le ordenó un gran gigante.- Soy Beli, el guardián de este palacio. Solo el legítimo Rey puede entrar.

-Yo lo soy.- Dijo con una sonrisa suspicaz. Murmullos.

-Claro...solo eres un as... -No terminó pues Loki mostró su forma jötun e invocó el cofre. Rápidamente el gigante se apartó.

-Beli ¿no?- Preguntó Loki. Éste asintió.- Llama a la gente importante, la que quede.- Le ordenó.

Loki se adentró en el palacio derrumbado. La piedra estaba gastada y desquebrajada. Acarició el cofre, le daría un mejor esplendor de lo que tuvo. Se sentó en el viejo y enorme trono, sin importar el polvo de la roca y esperó.