𓆩*𓆪 Veintiuno

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Fue en el sétimo mes de embarazo cuando el doctor Kim les dio la noticia de que su embarazo estaba fuera de riesgo, Jeongin obtuvo permiso para salir a caminar por las tardes, pues sentía que su cuerpo se entumía al encontrarse en reposo durante t...

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Fue en el sétimo mes de embarazo cuando el doctor Kim les dio la noticia de que su embarazo estaba fuera de riesgo, Jeongin obtuvo permiso para salir a caminar por las tardes, pues sentía que su cuerpo se entumía al encontrarse en reposo durante tanto tiempo.

Entró sonriendo a la empresa de su esposo, quien había regresado a su trabajo regular después de la noticia, había muchas cosas que dejó pospuestas y necesitaba liberar trabajo para cuando su bebé naciera.

Los trabajadores le miraban sorprendidos al pasar, nadie estaba enterado del embarazo del esposo del jefe, la prominente panza de Jeongin era imposible de pasar desapercibida y el doncel se sintió un poco cohibido, tal vez no fue buena idea visitar a su esposo.

Apretó el botón del elevador que lo llevaría al piso de su pareja, esperaba que el mayor no se molestara con él, la preocupación por la reacción de Chan pasó a segundo plano cuando unas tremendas nauseas le invadieron, se sintió mareado y se sujetó con fuerza del barandal que había alrededor del elevador.

Apenas se abrieron las puertas, él salió tambaleante y solo atinó a posar sus manos sobre el gran masetero que había a un costado de las puertas del elevador regresando todo su almuerzo, su bebé se removía en su pancita y Jeongin se asustó sin poder detener el vómito.

—¡Diablos! Innie, tranquilo cuñado, sácalo todo —la voz de su cuñado se escuchó preocupada mientras daba caricias a su espalda—. Estoy pensando seriamente en mandar a poner escaleras eléctricas para los embarazados.

—Hyung... —susurró Jeongin con la voz rasposa, su garganta estaba lastimada después de las horribles arcadas y su bebé pateaba muy fuerte—, creo que algo le pasa al bebé.

—Tranquilo, es normal, esta incómodo por el movimiento del elevador, necesitas sentarte y tomar algo de agua. Vamos, te llevaré a la oficina de Hyung para que entres a su baño —Changbin sostuvo al chico con cuidado dirigiéndose a paso tambaleante con su mayor.

La oficina se encontraba vacía, pero eso no fue impedimento para que el menor de los Bang ayudara al doncel a entrar al baño y enjuagar su boca, regresaron a la oficina y ayudó al embarazado a sentarse en uno de los silloncitos individuales, fue al mini refrigerador justo a un lado del mini bar y sacó una botella de agua que ofreció al menor, quien lo bebió sediento.

—Gracias, Hyung, y disculpa las molestias —agradeció un sonrojado Jeongin—. Sigues apareciendo en mis momentos más vergonzosos.

Changbin explotó en una carcajada que fue interrumpida por su hermano mayor, quien entraba a su oficina con el entrecejo fruncido, semblante que cambio de manera drástica a preocupación al ver a su esposo pálido.

—Innie, ¿qué paso? —preguntó acercándose con rapidez al menor y revisando su temperatura con una de sus grandes manos—. Estás helado, ¿qué haces aquí?

—Uy, antes de que me culpes de algo yo me largo —Bang menor revolvió los cabellos del doncel y se dirigió a la salida de la oficina—. No te asustes, Jeongin, pero evita salir solo, en los últimos meses puede ser común los mareos e incluso los desmayos. Nos vemos luego.

Después de la despedida de Changbin, Chan soltó un suspiro, se sacó la corbata y se colocó de cuclillas frente a su esposo.

—¿Viniste hasta acá solo?

Jeongin solo asintió, esperaba que Chan no lo fuera a regañar.

—¿Sabes lo peligroso que pudo ser eso? Innie, recuerda que la maldita prensa está siempre al pendiente de lo que hacemos, afuera está lleno de reporteros, parece que la noticia de tu embarazo ya está en todos los medios de comunicación —el rubio bajó la cabeza, apenado, él solo quería visitar a su esposo—. ¿Por qué éstas tan pálido? ¿Te sientes mal?

—Me mareé un poco en el elevador —murmuró—, pero Bin hyung me ayudó a entrar a su oficina, hyung. Lo siento, he vomitado en uno de los maceteros de la entrada.

Chan observó que el color regresaba a las mejillas de su esposo, se encontraba colorado por la vergüenza, sonrió de lado y se levantó.

—Odio esos maceteros, ya le hacía falta una remodelación a este piso —Jeongin lo miró sorprendido por un momento para después sonreír divertido recibiendo un beso en su frente.

—Odio esos maceteros, ya le hacía falta una remodelación a este piso —Jeongin lo miró sorprendido por un momento para después sonreír divertido recibiendo un beso en su frente

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