𓆩*𓆪 Veinticinco

732 61 16
                                    

Jeongin se encontraba recostado en su cama, sus pies estaban hinchados y dolían, se había aburrido y ahora jugaba con su bebé, había descubierto que el niño era muy activo, si pasaba su dedo por toda la pancita, el bebé respondía siguiendo el cami...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jeongin se encontraba recostado en su cama, sus pies estaban hinchados y dolían, se había aburrido y ahora jugaba con su bebé, había descubierto que el niño era muy activo, si pasaba su dedo por toda la pancita, el bebé respondía siguiendo el camino recorrido con sus patitas o manitas, Chan decía que era algo muy perturbador y rompía con el mágico momento, pero ahora el mayor no estaba y podía jugar con su pequeño ser.

—Espero que seas un niño muy feliz, Jisung, porque amado ya eres —le habló a su hinchado vientre—. Papá y yo te estamos esperando, ya quiero tenerte entre mis brazos.

No podía evitar dejar de sonreír cada que pensaba en poder cargar esa masita.

Las últimas semanas había recibido regalos de muchas personas, le enviaban ropita, juguetes, biberones, pañales, y una gama de utensilios para bebés, sin contar las fajas y cremas reafirmantes para él.

Ese pensamiento le hizo recordar con tristeza las marcadas y rojizas estrías que tenía en el inicio de su pelvis y comienzo del bajo abdomen, no las había notado por lo enorme de su panza, pero la comezón y a veces ardor le hizo pedirle a su esposo que le ayudara a revisar, Chan besó las cicatrices y le dijo que simplemente eran las estrías del embarazo. Él estaba horrorizado, sabía que esas cosas nunca desaparecían.

Suspiró tratando de no hacer berrinche por cosas que naturalmente le iban a suceder a su cuerpo.

El timbre en su puerta comenzó a sonar una y otra vez, preocupado se levantó con cuidado y se puso las pantuflas para dirigirse a la entrada de su casa, miró por la pantalla digital para ver a su madre.

Asustado abrió la puerta dejando entrar a la histérica mujer.

—Rápido, ponte tus zapatos, tenemos que ir al hospital —ordenó la mujer.

—¿Pasó algo? ¿Papá está bien? —preguntó asustado, temiendo por la salud de su progenitor.

—Tuvo un accidente y quiere verte, así que apresúrate.

Jeongin obedeció de inmediato, se puso sus zapatillas deportivas en las que sólo tenía que deslizar el pie evitando atar cualquier cinta.

Su madre salió junto a él al auto de la mayor y se subieron en este.

—Al menos hoy no hay reporteros alrededor de ti —reprochó Yang comenzando a conducir.

—¡Qué torpe! —se riñó a sí mismo el menor, recordando que no llevaba consigo su celular—. Mamá, ¿podrías prestarme tu teléfono? Quiero avisarle a Chan para que nos vea en el hospital.

—No seas tonto, estoy conduciendo, le dirás cuando lleguemos allá.

El rubio no dijo nada más, su madre tenía razón.

El camino fue en silencio, Jeongin no había hablado con su madre en mucho tiempo, eran como desconocidos ahora y eso le dolía, pero Chan y su psicólogo le habían dicho que tenía que aprender a alejarse de lo que le hacía daño.

My Man² ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora