𓆩*𓆪 Doce

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Chan se relamió los labios, inmerso en las acciones de su menor, quien preparaba la cena, ajeno a los pervertidos y sucios pensamientos de su esposo

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Chan se relamió los labios, inmerso en las acciones de su menor, quien preparaba la cena, ajeno a los pervertidos y sucios pensamientos de su esposo.

—¿Ya tienes hambre, Hyung? —preguntó el rubio al notar por fin la "hambrienta" mirada de su esposo.

—Demasiada —contestó el mayor en automático sin despegar la mirada de esa esponjosa boquita.

—¿Quieres probar? —preguntó el chico sacando una nueva cuchara para sumergirla dentro de la crema y sacar un poco mientras se la ofrecía a su esposo—. Di "ah", Hyung.

Chan alzó una ceja para después rodar los ojos y hacer lo pedido. La crema de champiñones no era su favorita, pero Innie tenía una gran mano para la cocina por lo que el sabor era encantador, muy cremosa y con la sazón perfecta.

—¿Qué tal?

—Casi igual de perfecta que tú, chef Nini —nombró divertido haciendo sonrojar al menor— aunque no se si prefiera comerte a ti primero.

—Basta, Hyung —murmuró apenado, apagando la estufa y caminando hacia el lavabo para lavar lo usado. Unas traviesas manos se colaron en su cintura y la humedad de unos labios rozó su cuello.

—Igual puedo comer ambas cosas; Innie bañado en crema suena delicioso —susurró en el oído ajeno, el cual se estremecía por la ronca voz.

—Es de mala educación jugar con la comida, Hyung —el rubio estaba abochornado, tratando de ignorar las traviesas manos que ahora acariciaban sus muslos, apretando a nivel de la cadera.

—Entonces déjame comer primero el postre.

Jeongin estuvo a punto de negarse, pero la vuelta desprevenida que su esposo le dio para quedar frente a él le sacó un jadeo que en segundos fue interrumpido por los lindos y suaves labios del mayor.

Las grandes manos de su esposo apretaron sus muslos, al instante dio un brinquito para rodear la cintura del mayor con sus piernas, siendo llevado a la sala en donde el beso continuó húmedo, caliente y con sus lenguas explorando cada centímetro.

—¿Quieres vino? —preguntó el mayor caminando de regreso a la sala sin vergüenza alguna de mostrar su desnudez mientras le tendía uno de los platillos.

Jeongin simplemente asintió con un potente sonrojo, acomodó los platos en la mesita de noche y se envolvió aún más en la frasada, tratando de tapar el poco pudor que le quedaba.

Chan era un salvaje.

Un puchero se instaló en su rostro, su esposo se encargó de besarlo con ternura antes de dejar las copas en la mesa y sentarse a su lado.

Comieron tranquilamente mientras charlaban sobre sus trabajos, Jeongin y Hyunjin cada vez eran más reconocidos por su buen trabajo, Chan y Changbin se habían encargado de que sus parejas fueran parte de los arreglos en las últimas juntas directivas de la empresa, muchos habían quedado encantados, siendo de esa manera que gente importante de otras empresas los contactaran para hacer sus trabajos florales.

Por otra parte, ambos habían comenzado a ir a terapia, para Chan fue fácil hablar sobre sus problemas temperamentales, no eran una novedad. El problema era Jeongin, quién se sentía incómodo al tener que aceptar que tenía un trauma desde la infancia.

Chan seguía igual de molesto con la bruja de su suegra por plantar tantas inseguridades en su esposo.

—Hyung, podrías traerme mi bata —Chan se carcajeó antes de levantarse a traer lo pedido, había destrozado la ropa de su esposo. Tenía que aceptar que si era un salvaje.

 Tenía que aceptar que si era un salvaje

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My Man² ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora