Un pequeño niño de cabellos oscuros caminaba entre la gran multitud, estaba perdido y asustado, lo único que tenía era su mochila la cual abrazaba fuertemente, la gente caminaba a su alrededor ignorando a aquel niño, otros porque sí y otros porque era tan pequeño que no lo veían.
El pequeño niño corrió hasta llegar a un poste en el cual se sentó y comenzó a llorar, tenía miedo, había soltado la mano de su hermana y en esos pocos segundos la gente lo empezó a empujar hasta alejar todo rastro de su familiar; La había buscado por todas partes pero era difícil para él caminar y/o ver entre tanta gente. Sus lágrimas caían sin detenerse, tenía miedo de estar solo, nunca le gustó estar solo, pensaba que eso sería todo y que estaría perdido para siempre.
— ¡Oye, niño! ¿¡Estás bien!? — El pequeño giró la cabeza a la dirección de donde venía aquella voz, logró ver a un niño mayor a él de cabello rubio con puntas rojas agachado a su lado quien al ver su cara mojada se alarmó y se acercó más — ¿¡Estás perdido, te lastimaste!? — El pequeño solo pudo decir que sí con la cabeza — ¡Ya veo, ven conmigo! —
El rubio extendió los brazos ofreciendo al menor llevarlo en sus brazos, el peli-negro tenía tanto miedo que se lanzó a los brazos del contrario quien lo cargó con una dulce sonrisa.
— ¿¡Y cómo te llamas, Pequeño!? — El menor solo se aferraba al rubio y pensó un poco sí decirle o no.
— A... Asta — El chico hablaba muy bajo pero por suerte el mayor logró escuchar.
— ¡Es un lindo nombre, yo soy Tojyuro! — Sonrió mientras aceleraba un poco el paso para alejarse de toda esa multitud que agobia al más pequeño.
Caminaron un poco hasta llegar a una tienda donde Tojyuro se sentó, Asta no se alejó de los brazos del mayor.
— Dime, ¿Cómo te perdiste? — Asta vio al rubio y solo se limpió un poco la nariz.
— E... Estaba con mi hermana, pero so... Solté su mano y... Yo... Me... Me perdí — Las lágrimas comenzaron a caer de nuevo cosa que no le gustó a Tojyuro, abrazó a Asta y lo empezó a consolar.
— ¡No te preocupes, tu hermana vendrá pronto y mientras eso pasa, yo estaré cuidando de ti! — Asta lo vio — ¡Es una promesa! — Las mejillas del más pequeño se pusieron algo rojas.
Los minutos pasaban y Tojyuto jugaba con Asta para que ya no tuviera miedo aunque él ya empezaba a dudar que aquel niño fuera a casa, al menos ese mismo día.
— ¡Asta!, ¡Asta!, ¿¡Dónde estás!? — Tojyuro levantó la mirada y empezó a buscar esa voz desesperada.
— Ven, Asta — Tomó al niño en brazos y se paró para ver mejor, logró ver a una mujer mirar a todos lados — Oye, Asta, ¿Ella es tu hermana? — Señaló a la mujer.
— S... ¡Sí! — Por primera vez escuchaba al pequeño hablar más alto, corrió con la mujer quien al verlos se alegró mucho y se acercó para tomar al niño en brazos.
— ¡Asta, hermano mío, no sabes lo mucho que lo siento! — Ambos hermanos se aferraron el uno al otro, la chica vio al niño y sonrió — Muchas gracias, no sé como agradecerte —
— ¡No se preocupe! Siempre es muy satisfactorio para mí ayudar a los demás — La mujer cargó al niño y estaban listos para tomar camino a casa.
— Gracias, Tojyuro — El menor le sonrió dulcemente a lo cual el rubio le devolvió la sonrisa y vio como ambos se alejaban.
— Hum, siento que lo conozco... ¿Pero dónde? — El rubio pensó un poco — Tal vez en la calle — Dicho eso el chico tomó camino a su casa con la esperanza de volver a ver al niño, le había caído muy bien.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
