— Giyuu — Una voz que susurrando llamó a su novio.
— ¿Qué pasa, Kyo? — Respondió algo dormido.
— ¿Viste eso? —
— ¿Qué cosa? —
— Esa luz, fue increíblemente rápida — Un trueno cayó, uno muy fuerte que fue capaz de alarmar al rubio que estaba en el suelo — Giyuu — Intentó tomar su mano.
— Kyojuro — El de cabellos negros se sentó en su cama y prendió la luz que estaba en la mesita de noche — Te dije que durmieras a mi lado ¿Por qué insistes en dormir en el piso si vas a estar así y queriendo tomar mi mano? — Lo vio algo molesto pues en serio quería dormir.
— L-lo siento, gotita, pero es que me tomó por sorpresa el rayo y también quería darte tu espacio, la cama no es tan grande — Dijo nervioso.
— Literalmente tengo una cama matrimonial, Kyojuro — Lo vio con una ceja levantada.
— Pero ¿y si Urokodaki nos ve? — Lo vio nervioso.
— Él fue de los primeros en saber que éramos novios — El de cabellos negros estaba perdiendo la paciencia y eso su novio lo sabía.
— Está bien, está bien, solo quería darte tu espacio para que no pienses que soy un apegado y tampoco te sientas atado a mí. Es la quinta vez que duermo en tu casa en dos semanas y media — Este se sentó en su colchón improvisado en el suelo — No quiero que pienses que soy molesto — Habló jugando con sus dedos.
— Kyojuro, si duermes en mi casa es porque ha Estado lloviendo y también porque me gusta que duermas conmigo. Y si no vas a subir, yo voy a bajar pero tú vas a dormir a mi lado — Kyojuro lo vio y se levantó rápidamente para subir a la cama de Tomioka, no quería que su amada gota de agua durmiera en el suelo teniendo su gran cama — Así me gusta — Apagó la luz y se acostó, el Rubio hizo lo mismo y se abrazaron mutuamente.
— ¿Escuchaste eso? Fue otro rayo — Dijo viendo la ventana.
— Sí, sí, ya duerme — Le acarició el cabello a su novio, esos días eran los más bellos, eran los días en los que descansaba mejor que nada en el mundo.
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