UNKNOW NUMBER (Martin Garrix Fanfic)

Prólogo

-Hija tu madre y yo necesitamos hablar contigo, es muy importante-

-¿Es bueno o malo? Papá estoy en la escuela...-

-No sé que decirte, solo, ven para que podamos hablar sobre esto....-

Charles se escuchaba serio, incluso un poco preocupado. Leah conocía perfectamente a su padre, algo no iba del todo bien. Guardó sus cosas en su mochila, se despidió de su grupo de amigos y fue directo a su auto.

Las calles de Holmes Chapel eran tranquilas, muy tranquilas, más a esas horas del día y con la suerte de Leah no habían tenido que detenerse en ningún semáforo. Llegó pronto a su casa, salió del auto, cerró y trotó hacia la puerta principal, la abrió con su juego de llaves y al entrar tiró su mochila a un sillón, sin percatarse aún que sus padres estaban en el otro sillón.

-Mamá, papá, vine lo más rápido que pude ¿Se puede saber que pasa?-

-Sientate Leah, por favor-

Los rostros de sus padres mostraban serenidad. Leah llegó a pensar que quizás sus padres le darían un hermanito, después de haberlo pedido hace 10 años. Ya tenía un hermano, pero era mayor y eso a veces era molesto.

-Hija, sabes que esperamos esto por años y ahora que lo estamos logrando no podemos echarnos para atrás....-

-Al grano, mamá, ve al grano.-

Leah comenzaba a ponerse nerviosa «No, esto no es un hermanito» pensó. Odiaba los pre-discursos de Anne, su madre.

-Trasladaran a tu padre. Nos mudaremos-

-¿Por que?-

-Me ofrecieron un trabajo mejor, con un mejor sueldo y acepté, Leah eso es lo que siempre quisimos-

-¿En donde?-

-Emm.... Hija, ya no podrás ver más a tus amigos, es muy lejos.-

-¿En donde?-

-Holanda-

-¡¿Que?! ¿Holanda papá, Holanda? ¡Yo no pienso irme de aquí! Me gusta Holmes Chapel, Holanda es... Es feo- Dijo lo primero que llegó a su mente.

-Leah por favor entiende, te estás comportando de una manera muy inmadura....-

-¿Entender que mamá? Pensé que ya no nos volveríamos a mudar, aquí tengo una vida hecha, mis amigos, todo-

-Hija, sabías que vivir aquí sería solo temporal....-

-No mamá, no lo sabía, tenía 6 años cuando nos mudamos, ésta es mi casa no pienso irme a otro lugar-

-Es que ese es el problema Leah, no te estamos preguntando. Te estamos informando que nos vamos, nos apoyes o no y nos vamos contigo... Estés de acuerdo o no.- dijo su padre tajantemente, Leah bufó, se levantó del sillón, colgó la mochila sobre su hombro y subió las escaleras pisando fuerte.

«Holanda... ¿Quien rayos quiere ir a Holanda?»

Ahora entendía porque tanta insistencia con estudiar neerlandés por las mañanas...

****

Leah terminó de bajar su bolsa de viaje y una maleta, mientras los señores de la mudanza junto a su padre se encargaban de meter los muebles a la casa y acomodarlos. Leah se paró en la acera y miro la que sería su nueva casa «A ver cuanto duramos aquí antes de que transladen de nuevo a papá»

El vecindario era bonito, con muchos jardines y las calles limpias, la casa también lo era, era incluso más bonita y grande que en la que vivían en Holmes Chapel. Suspiro mientras miraba todas las casas de alrededor. Se acostumbraría a estar ahí, no tenía opción......

Mientras tanto. Un chico veía con curiosidad a sus nuevos vecinos, ellos bajaban muebles grandes y pesados, dudó un poco en si bajar a ayudarles, un par de manos siempre venían bien. Pero era tan tímido que prefirió quedarse mirando desde la ventana de su habitación. Una chica bajo del auto, arrastrando una maleta y con un bolso en el hombro, achinó los ojos para ver mejor. Ella era muy bonita, cabello castaño y largo con las puntas mas claras, ella se paró en la acera y miró a todos lados. Por un instante el chico sintió que sus miradas conectaron, pero aquella chica solo siguió mirando todo el lugar para después entrar a su casa arrastrando los pies.

-¿Que haces?- el chico corrió rápidamente la cortina y se volteo a ver a su hermana- ¿Estabas espiando?- él tragó duro y asintió. Ella se acerco y abrió la ventana.

-¡Wow, son los nuevos vecinos! Ahora vuelvo. Bajaré a presentarme ¿Vienes conmigo?-

-No-

-Vale, como quieras- su hermana se encogió de hombros y salió de la habitación dando pequeños saltitos.

Él esperó unos segundos y después volvió a asomarse por la ventana para ver a su hermana y a aquella chica platicando animadamente. Tenía que aceptar que aquella chica inglesa le había llamado mucho la atención.