capítulo 2

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Twitter: @Lucifer57298100

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El almuerzo acabó con tranquilidad, Missa por su parte seguía buscando la manera de escapar, la única ventana disponible era la del baño pero era demasiado pequeña, aunque no se rendiría tan fácil, la tarde había llegado y con el, un clima fresco que lastimosamente no podía sentir demasiado por estar encerrado, había lugares donde no podía ir debido a las puertas con clave, incluso la puerta principal tenía clave y contraseña.

Nuevamente iba a estar al cuidado de Shadoune debido a que este aun se recuperaba de una pelea, sin embargo era demasiado escurridizo y bueno apareciendo y desapareciendo.
Fue a la habitación donde había despertado, busco en el cofre algo que le ayudara y solo encontró sus cosas, ropa generalmente, menos sus armas, se mostró encantado ante esta mínima consideración de sus raptores, se iba a cambiar de ropa cuando noto la presencia del mas alto, provocando que este chille.

- ¡Avisa que estas aquí!. Dijo en un tono agotado y asustado, la sonrisa ajena le hizo enrojecer, agradecía usar su máscara, el francés se acercó para darle un pequeño regalo de bienvenida.

- te prometí que te daría pastel de manzana.

- Oh, muchas gracias, realmente me gusta. Dejo la ropa a un lado para sentarse en la cama y comer, levantó un poco su máscara dejando a la vista sus labios de color Fresa, al menos algo bueno consiguió de esto, el pastel estaba demasiado bueno.

Shadoune por su parte lo observo curioso de ver el rostro ajeno, sentándose a lado de este, no sabía como hablarle sin asustarte puesto, su tamaño en sí le ponía nervioso al parecer al mexicano.

- ¿saben a Fresa?. Preguntó sin rodeos, Missa no comprendió la pregunta, creyendo que se refería al pastel negó.

- saben a manzana, tú lo hiciste. Respondió aquello confundido, no podía verlo pero sintió la presencia cerca suyo, ambos se quedaron quietos, especialmente el humano.

- ¡Llegamos, Shadoune vení que te traje algo!. Se escucho la voz del líder en la entrada, el nombrado se alejó sin decir mucho.

El corazón del latino latía con fuerza, causando que sus manos temblaran de pánico, ¿le iba a matar?, no sabía pero se salvo, terminó pastel, agarro su ropa nuevamente para levantarse y salir de su habitación.

Debía pasar por la entrada de la casa para ir al baño, allí estaban el Híbrido de oso y la entidad esa de acento francés.

Agacho la cabeza y opto por ir en silencio, lastimosamente el argento tenía un agudo oído, sus orejas se movieron ante eso, haciendo que este vea a Missa yendo al baño.

- ¿Le hiciste algo?.

- No, solo le di pastel. Contestó el francés rascándose la nuca sin comprender el comportamiento.

Bueno, ellos no estaban obligados a quedarse a convivir con 4 personas locas y asesinas, menos fueron secuestrados.

Missa cerró la puerta con su pestillo para no dejar pasar a nadie, quería un baño en paz, cosa que consiguió pero solo se puso a pensar mientras se vestía, escucho un estruendo afuera haciendo que saliera de sus pensamientos y chillara.

Curioso por el desmadre que ocurría afuera, limpio y oliendo probablemente a la colonia de la mayoría de sus compañeros, solo salió para ver el desastre que ocurría, parecían felices, simplemente se quedó lejos observando todo, Rubius enseñaba unos libros que encontró en su salida.

Parecían concentrados en eso, por lo que no hizo ruido y fue arriba, el segundo piso era espacioso, aún escuchaba la bulla de abajo por lo que no se iba a preocupar de que alguien le siguiera, iba recorriendo las habitaciones cuando vio una de mucha iluminación, al entrar noto la ausencia del techo, escaleras, su corazón se aceleró por completo, podía sentir la frescura del clima gracias a eso, subió rápidamente las escaleras, al carajo sus cosas, debía huir de ellos, aunque se arrepentía, era muy alto para saltar y podía lastimarse, se preocupo demasiado, pudo escuchar a alguien subir corriendo las escaleras gritando su nombre, no había donde esconderse.

- ¡debe estar acá, es imposible que saliera!.Dijo Quackity, se estaba colgando de la pared en la parte de afuera para que no lo vean, no sabía cuanto mas iba aguantar pero lo haría si era necesario.

- "Me suelto y me rompo algo, me suelto y me rompo algo" repitió una y otra vez para si mismo.

- No está acá, ¡Busquenlo!. Gritó Spreen.

Missa miró abajo para soltarse, un agudo dolor en su pierna casi le hizo gritar, de no ser que se tapo la boca, lágrimas caían de sus ojos, agitada su respiración por el dolor, balbuceando en voz baja debido a ello, se levantó y fue a duras penas alejándose de la casa, sus pies descalzos pisaban la hierba fría, su pierna ardía por el dolor pero no se detuvo por el miedo, se oía enojado el Híbrido de oso, Dios sabrá que le hará si lo encontraba.

Se sentía en peligro, sentía que lo iban a encontrar en algún momento, ¿por qué vivían tan alejados?

A pesar de ir cojeando, siguió su camino.

- ¡Missa!, ¿¡Donde estás!?. Escucho a Quackity, su corazón se detuvo pero solo lo hizo alterarse mas, rápidamente comenzó a moverse mas rápido. - ¡Vamos a casa, prometemos no estar enojados!.

No quería volver, ellos solo eran un montón de locos que lo secuestraron.

Hasta que algo atravesó su pierna, una flecha, una de esas criaturas peligrosas apareció.

Eso le hizo gritar.

- ¡Missa!.

Estaba condenado.

A Salvo con nosotros | MissabowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora