Capítulo 10

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Cuando llegas a la gente de manera única, jamás te olvidan, sigas o no a su lado, permaneces en el corazón de ellos aferrados como una estaca, las cosas buenas no duran para siempre pero si los recuerdos que te dejan.

Cuando vieron su cuerpo caer, se sintió todo en cámara lenta, Spreen lo sintió así, ese zumbido en su oreja aturdido, sus amigos corriendo hacia Missa para auxiliarlo, todo se sentía tan irreal, su cuerpo dejó de reaccionar como debía, lágrimas caían de sus ojos para acercarse, levantando el cuerpo del mexicano que había dejado de respirar y de su último aliento soltó:

— Lo siento.

El silencio no duró mucho ante las suplicas de Quackity que se levantara, que no lo odiaban por haberlos dejado, que lo perdonaban y jamás lo odiarían después de todo era el amor de sus vidas.

— Missa déjate de juegos, abre los ojos por favor. . . N-no estamos enojados, te lo juro por mi pinche vida, por favor mi niño. Suplico, escucharlo les partía el alma, tan necio de aceptar que ya se fue.
El de alas de patos seguía abrazando el cuerpo, Rubius dio la espalda para limpiarse las lágrimas, no había nada más que hacer.

MissaSinf perdió su última vida.


Levantaron el cuerpo para llevarlo al lugar favorito de Missa que era aquel huerto de trigo que tanto cuidaba, lo enterraron allí pero nunca a su sentido de amarlos.

Seguir era difícil de alguna forma, aunque se tenían mutuamente, no podían levantarse con el mismo humor de antes, no hablaban demasiado y las comidas eran insípidas, después de todo, no solo se les durmió el gusto, sino las ganas de seguir.

Habían tenido un largo día en la cueva, de alguna forma, Quackity se había quedado a limpiar el desorden en la entrada, suspiro sin decir mucho.

— Pinches puercos, no saben tener los calzones en el cesto de ropa sucia. Murmuró.

— Quack's ¿viste mi libro de reparación?. Llegó Rubius del segundo piso cargando cosas.

Antes que respondiera la puerta se abrió de golpe alertando a los presentes, no pudieron ni hablar, frente suyo estaba Missa.

— Hola. Dijo este respirando profundo por haber corrido tanto.

No pudo hablar de nuevo por sentir los brazos de ambos abrazarlo como si su vida dependiera de ello, lo que dependia era su felicidad.

— ¡Shadou, Spreen!. Llamo Rubius a sus compañeros con euforia, para irlos a buscar a tropezones.

Quackity por su parte rompió en llanto aferrándose a Missa pidiendo perdón como podía, una y otra vez, por sus errores.

— N-no te salve y y y te hice daño. Murmuró entre gipidos sorbiendo su nariz, las caricias del otro mexicano eran reconfortantes, lo necesitaba tanto, dio varios besos por el rostro del contrario causando una avergonzada risa.

— ¡Me llamaron Loco!. Señaló a quien se supone llevaba un mes estando muerto, Shadoune no perdió tiempo y feliz se fue a recibirlo, todos realmente estaban felices, él que con pena se acercó fue el Híbrido de oso grizzly, abriendo paso entre sus amigos miró a Missa, ambos se observaron mutuamente con curiosidad, los ojos de Spreen se llenaron de lágrimas agachando su rostro para abrazarlo, sin lastimarlo por su fuerza pero si para cubrirlo, sollozando por ello.

— Ahhhh perro, si tienes sentimientos. Recibió un codazo de Rubius, abrazaron al mexicano con cariño.

Escuchar hablar al contrario lleno de energía sobre su experiencia les alegraba el corazón, riendo con cariño ante sus dulces sentimientos y la manera de actuar.

— ¡cierto!, Aroyit los extraña. Dijo dando otro mordisco a su manzana, andaba sentado en el regazo de rubius en lo que contaba sus cosas.

A la hora de cenar había llegado casi todos los habitantes para recibir entre llanto y abrazos a Missa, regalos, abrazos, no solo festejaron su regreso sino también que este con ellos.

— ¡Papá Reborn!. Gritó levantándose para ir a brazos de este, quien gustoso lo recibió.

Podía jurar que esa calidez era irreal, era nueva, era como debió ser todo ese tiempo, cuando mas caía la noche, Cada quien iba a su hogar despidiéndose de Missa, dejándolo tranquilo para que pudiera respirar entrando a la casa.

— Quería decir que lo lamento, lamentamos por como inicio todo. Dijo Spreen. — y. . . Quería pedir una segunda oportunidad, hacer las cosas bien contigo, hacerte feliz.

— podemos intentar hacer todo bien, te lo prometemos.

Missa sonrió con pena, afirmando todo aquello, quería darles una verdadera oportunidad.




















Fin.
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WUUUUUUUUUU Q LIBRO DE PORQUERÍA PERO LLORE ESCRIBIENDO ESO.

No es un final definitivo, consideren que poseerá continuación con one shots, pueden ustedes darme ideas y yo las escribiré, incluso si es algo +18.

A Salvo con nosotros | MissabowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora