Capítulo 9

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Estaba perdido, era decir poco si realmente mirábamos su situación, ante un pequeño ruido y desvío perdió al espíritu que lo guiaba, no podía gritar o dar muchas señales de su ubicación o le iban a encontrar, no solo el francés, sino también los monstruos que yacían en la oscuridad sedientes de destrozar gente, Estaba peleando contra un no muerto, no era demasiado bueno debido al nivel de este pero si sabía evitarlo, repentinamente una araña bajo del techo atacando al monstruo, Missa retrocedió para caerse sobre su posaderas, jadeando ante ello, la pequeña araña en vez de atacarlo se volvió su compañera, al principio tuvo miedo pero al verla tan inofensiva se acercó, dicho insecto sólo lo observo con aquellos ojos rojizos para subir a su mochila y luego subir de nuevo al techo.

— Te llamare Frida. Sonrió ante el animal, si quedaba miedo esas cosas y sufrió mucha por esa especie, estaba feliz de tener compañía.

Frida y el mexicano fueron por varios caminos, ninguno guiaba a nada, solo otra pared de piedra, estalactitas caían de vez en cuando, haciendo demasiado ruido, cosa que le alteraba, suspiro en sus adentros para ver una mina abandonada, observo contento aquello, capaz habría un mapa en algún cofre que lo guíe a la salida, ¿por qué no minaba?, haría mucho ruido y eso es lo que menos quería y segundo no tenia materiales, apenas comida y vendas.

Por su lado Shadoune estaba alerta ante cualquier ruido, aparte de sobrevivir a oleadas de monstruos que de la nada aparecían, nada lo detenía, no solo quería que Missa volviera, sino también, aquella cueva era la de un jefe, un monstruo llamada gárgola.
Ante su comunicador recibió el mensaje de sus compañeros y envió sus coordenadas, si que estaba lejos de casa.

— Los espero. Sentía culpa por todo, había asustado al mas bajo, pero no se culpaba del todo, él no fue el que drogo a sus amigos y lo lastimó en la cara, aún así, todos habían llegado al acuerdo de sacarlo  de aquí para dejarlo en paz.


Volviendo con Missa, estaba en el medio de la cueva, lugar espacioso con columnas de piedra y otros materiales, no parecían sujetar nada, supuso que en su momento fue un lugar, podía ver cadenas antiguas con ruinas escritas en ella.

— No se inglés pero esa cosa dice bestia. Comentó en un murmuró arrodillandose para leer, aquellas columnas narraban una historia, ¿una profecía quizás?, negó, hizo una mueca para alumbrar.

" Solo un corazón puro es capaz de matar a la gárgola. "

Leyó al final, miró a la araña que estaba ocupada en sus asuntos, pudo sentir repentinamente a alguien detrás suyo, paralizado del susto se quedó allí, lentamente moviendo su cabeza para girarse, entonces esa cueva donde entró, no era para recibir ayuda. . . ¡Querían que matará a esta bestia!.

Se movió esquivando el golpe, viendo a duras penas a esa monstruosidad que rugio cual león en la cara de Missa, el mexicano retrocedió sintiendo una estalactita en su espalda, sacó su espada para pensar como luchar.

El grupo de ahora cuatro personas iba discutiendo un plan hasta que escucharon algo, un grito.

— ¡Vete a la verga!. Gritó para nuevamente esquivar otro ataque solo que este fue directo al suelo causando un temblor, no solo debía evitar morir por la bestia, sino también ser empalado por una de esas cosas de punta filosa del techo, jadeo con miedo, no sabía pelear, estaba solo y la araña aunque distraía a la cosa, no podía escapar por estar acorralado.

— ¡Con Mi Missa no cabron!. El nombrado abrió los ojos de golpe viendo al noruego español saltando sobre esa cosa clavando su espada en la espalda. Frente suyo se colocaron tres personas mas.

— ¡Busquen el punto débil que se regenera!. Ante la orden fueron hacia la cosa que tumbo a Rubius en el suelo dejándolo sin aire, sin importarle mucho se levantó para volver a pelear.

A Salvo con nosotros | MissabowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora