****🌼****
Japón, 1985.
Seca rápidamente el sudor que le recorre por el rostro con una toalla vieja antes de correr hasta el teléfono que suena en la sala, no hay nadie en casa y ya tenía una pista de quien -o quienes- estaba llamando, pues con antelación de unos muy pocos días atrás fue advertido en una carta.
No contuvo su emoción al contestar:
–¡Hyungs!
–¡Soobinnie!
El aludido suelta una risita contenta, sentándose en el sofá de una plaza que pertenecía a su padre. Que suerte que no se equivocó, o habría pasado pena por atenderle así a otra persona.
–Vaya, cuánto ha pasado, me alegra escucharlos, ¿Cómo están?
–De maravilla, Soobinssi, ¿Qué hay de ti? – contesta con mismo afecto – Desde hace casi dos años no habíamos oído tu voz.
–Nada extraordinario desde que les escribí hace medio mes – sisea con un agraciado tonito quejumbroso –. Trabajo y más trabajo.
Partiendo de ese punto, charlan un poco acerca de sus vidas cotidianas, los empleos molestos, y claro que el par de hyungs aprovecha de felicitarle verbalmente por su graduación, varios meses atrás.
Oficialmente Soobin tiene una licenciatura en docencia técnica, era un gran avance.
Parlotean un ratito sobre sus planes a futuro, e inevitablemente es el mayor quien saca a colación, con nada de disimulo, cierto temita:
–¿No supiste nada más de Yeonjun-ah desde aquello?
–No, no supe nada más de él desde la última vez que lo vi en la galería – suspira bajito, dando una sonrisita apenas visible para sí mismo, aunque los otros no la vean –. Supongo que está bien y haciendo su vida, como yo la mía.
Todo lo que giraba en torno a Yeonjun ya no era un tema prohibido, ni siquiera le incomoda; sencillamente se acostumbró a escuchar su nombre sin que la tristeza y el malestar le calaran hondo. Mantiene al margen todo el asunto, enterrado profundamente, tal como se prometió hacer ya hace quince meses atrás.
–Todavía no puedo creer que estuviste en Tokio y que apenas nosotros decidimos mudarnos hace seis meses – reprocha con dramatismo, su novio le hizo señas para que corte el rollo anterior por lo sano, y lo hace trayendo un balance más ameno a la llamada: – ¡Te habríamos visto en ese entonces, niño! Juro que hubiese comprado todos tus cuadros yo mismo.
–También lamento ese hecho, Jin hyung – ríe genuinamente, oyendo la disputa entre los mayores detrás de la línea; esa pareja no cambiaba, y le alegra que así fuese, porque se volvieron muy importantes para él desde la vez que le abrieron sus puertas aquella noche lluviosa, e incluso desde antes –. Los extraño.
Esto fue lo que provocó una brillante idea de parte de Seokjin, un efecto dominó que sacudiría la vida de muchos.
–¿Y por qué no vienes? Estás más que invitado a visitarnos, eres siempre bienvenido. Nuestro departamento está a tu disposición.
Soo abre su boca por reflejo al ser tomado desprevenido, parpadeando repetidas veces porque no esperaba tal invitación.
No le desagrada, hasta le tienta, a decir verdad.
–No lo sé, todavía estoy haciendo unas cosas aquí.
–Pero deseas mudarte a Tokio en cierta etapa, ¿Por qué no haces una visita exploratoria más grande que la que hiciste en esa ocasión? – propone con cada vez más entusiasmo, quiere persuadir esa inseguridad en el menor – Vamos, será genial que estés con nosotros esa temporada y conozcas como es la primavera aquí. No te da tanta alergia como en Takayama, pero es preciosa.
ESTÁS LEYENDO
* Daydream * YeonBin (Yeonjun & Soobin, TXT)
Roman d'amour***🌼*** Me haces soñar incluso cuando es de día, cariño. Cada día, Yeonjun espera ansioso la mejor parte de sus vacaciones de verano, su encuentro en el prado con su persona favorita: Choi Soobin, el hijo de su profesor de piano en aquel pueblito j...
