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Japón, 1985.

Yeonjun entrecerró sus ojos y ajustó sus lentes para corroborar que no estaba presentando fallos en su vista. Al captar que no es así, y que la figura del chico alto y de hombros anchos, en efecto,  venía hacia él con una expresión de plana seriedad, inhaló con pereza y también fue a su encuentro en la recepción del edificio.

–Vaya, ¿Cómo supiste dónde trabajo?

–Tengo contactos. No es muy difícil encontrarte, Choi.

–Bueno, aquí estoy – da un ademán, dejando su maletín de trabajo en una de las mesas cercanas. Ya había intuido su visita, pero aún así debe confirmar el motivo central: –, ¿A qué se debe tu presencia aquí, Huening?

–¿Que mierda haces visitando a mi hermana? – prácticamente fue un gruñido de perro rabioso, sus ojos perforando al de lentes sin ninguna retención; ni porque estén en un lugar de trabajo iba a contenerse de recriminarle – Creí haberte sido bastante claro.

Yeon rechistó y flexionó sus brazos juntos. Ya había imaginado aquello cuando se citó en la mañana con Lea para desayunar, supuso que Kamal se enteró por su lado, como el buen hermano sobreprotector y metiche que es.

Sí, conversó y solucionó las asperezas con la muchacha, como lo hizo los días recientes con las chicas que terminaron heridas por él, no porque les mintiera, sino porque, inevitablemente, se ilusionaron con todo y sus advertencias. Había postergado esas charlas por cobarde, porque detestaba ver a la gente sufrir por su culpa, pero era lo correcto, y se sintió mucho mejor al hacerlo. Hasta ahora había salido todo bien.

Pero están esos percances, como que Huening-el-guardaespaldas le fuese a reclamar en plena jornada laboral.

–Primero, tu hermana es bastante grande como para defenderse sola, dale más confianza. Segundo, ella y yo estuvimos de acuerdo en conversar, estaba disculpándome por todo.

–¿Hiciste eso con tus demás víctimas?

–Tu no eres nadie para juzgarme, Kamal. Estoy corrigiendo mis errores, y yo nunca jugué con nadie, siempre fui completamente claro.

Para Kai era insólito, discutía con un sínico total, según su percepción. Tal vez estaba nublado su juicio y siendo un verdugo con Choi porque estaba también herido, pero, por los momentos, sólo quería enfrentarlo.

–¿Que pretendes con esto? ¿No es muy tarde para intentar remediar las cosas que torciste?

–Nunca se es tarde para mejorar, Huening.

Ambos intercambian miradas retadoras, ninguno iba a ceder o a flaquear. Yeonjun no estaba dispuesto a causar un alboroto en su nuevo lugar de trabajo, no obstante, tampoco se dejaría amedrentar con el menor.

–Me enteré que convenciste a Soobin de retomar su amistad, está de más decir que no creo absolutamente nada de ello – atacó por otro lado –. ¿A qué estás jugando? Porque apuesto a que todo esto de la milagrosa "reivindicación", es sobre eso. Quieres ganar puntos con él.

–No juego a nada ni debo aparentar nada con nadie, y en todo caso, eso no es tu problema – espetó con calma total, no se dejaría provocar, era obvio que el chico había venido por esa razón también. Ya estaba prevenido –. Lo que hagamos Soobin y yo nos compete sólo a nosotros.

* Daydream * YeonBin (Yeonjun & Soobin, TXT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora