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Japón, 1990.–Y-Yeonjun...Ah, hyung...
La habitación estaba cargada de calor, los sonidos lascivos y fuertes siendo un claro indicativo de lo que era una rutina mañanera muy movida. Las sábanas alborotadas y las cuatro paredes eran testigos de la unión donde ambas pelvis saltan para encontrarse desde su posición, articulaciones apretando al cuerpo contrario, alientos combinados, gemidos y jadeos en coro, contrastando entre lo diferente de sus tonos varoniles. Tenían rato de ese modo, bastante rato.
El de mayor estatura se aferra al cuerpo ajeno, cerrando sus ojos por unos segundos, nublado ante las sensaciones fogosas y electrizantes dentro de él, esas que le recorren desde la cabeza hasta la punta de sus pies en un gran éxtasis. Da brincos al impulsarse y mueve su pelvis a la par de la de su hyung, siente el calor en su vientre expandirse junto a un nudo ya conocido y que hace un tiempo estuvo privado de experimentar. Abre sus ojos para cruzarse con la preciosa y seductora imagen del pelinegro, conectan miradas directamente porque éste último no había despegado su vista de él -suele hacerlo, mantener el contacto para no perderse detalle, por más que a él le avergüence tal escrutinio- y se sonríen apenas para juntar sus labios en un beso desordenado, suspirando en la boca contraria. Su interior se aprieta y aquella reacción hace gruñir al mayor, las manos del mismo se aferran a su cintura y sus embestidas aumentan, llegando más hondo y provocando que él gima profundo y tendido; estaba muy cerca de la liberación.
–Falta poco... Oh, m-mierda... Soo...
–Voy a-a...
Un poco más del choque, besos y esas caricias, palabras descaradas y....
Con un gemido ronco que tiene el nombre del rubio, Yeonjun termina en una liberación que drena toda la necesidad y el estrés de esas semanas acumuladas, entre espasmos placenteros y el fuego recorriendo por todo su organismo, aquel calor concentrado en su vientre siendo expulsado en el otro, sin apartar los ojos del rostro que demuestra mismo deleite que el suyo, pues no quiere perderse cada expresión que él le ha generado al menor. Aquellos movimientos de su parte, productos del orgasmo, son los que hacen que, a los muy pocos segundos, su pareja termine también con un gemido estrangulado a su nombre, las uñas cortas del chico clavadas en la piel de su espalda y sus piernas temblando a cada costado suyo, su cuello expuesto hacia atrás y el sudor perlando cada poro de su nívea y tersa piel.
El peso del cuerpo más grande cae sobre él como lo hace la esencia de éste, lo sostiene entre sus brazos igual de agitado, ambos recomponiéndose con temblores y respiraciones erráticas, sin soltarse del abrazo que los une por completo en la cama, hasta el martilleo de sus corazones era palpable.
Yeonjun, con delicadeza y músculos un tanto agarrotados -extrañamente relajados a su vez-, recuesta al menor en el cómodo colchón, sus cuerpos agotados por la reciente actividad agradeciendo el gesto; estar sentados, el otro a horcajadas suyas, podía ser bastante cansino si consideran la actividad física realizada. Se encarga de repartir besos cortos en el pecho algo sudado del otro, así como en su cuello y labios mallugados por las continúas mordidas y succiones.
–¿Estás bien? – pregunta con tenue preocupación y dulzura, apartando los mechones húmedos en la frente del rubio. La imagen de su pareja después de tener relaciones era algo que no le dejaba de embelesar y estremecer en misma medida; era como un pecado de tentación a su alcance, lo enmarcaría de poder hacerlo.
Aunque, sin mentir, cualquier imagen del chico le dejaba enamorado y como todo un fanático; como cuando está despeinado, en camisas viejas y holgadas con estampados diversos, hasta manchado de pintura y estresado por su trabajo -dejando ver su ceño atractivamente fruncido y esos tics en sus expresiones que son sexys sin intención-, incluso estando sudado por una agotadora jornada de ejercicios o cargando con pantuflas y pañuelos desechables por culpa de algún resfriado del cual él tenía que cuidarlo. El caso es que siempre se las idea para lucir esplendido.
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* Daydream * YeonBin (Yeonjun & Soobin, TXT)
Fanfiction***🌼*** Me haces soñar incluso cuando es de día, cariño. Cada día, Yeonjun espera ansioso la mejor parte de sus vacaciones de verano, su encuentro en el prado con su persona favorita: Choi Soobin, el hijo de su profesor de piano en aquel pueblito j...