Gato Negro ; Minsung

5

— Antes de que entres en pánico...

— ¡Me llamas diciendo que acabas de salir del hospital después de desaparecer por dos días! — La voz de Taeyong parecía quebrarse con lo fuerte que estaba hablando — ¡No contestas tus llamadas, no sé nada de ti ni de tu estúpido auto que sería la única señal que me diría dónde estás y quieres que no entre en pánico! ¿¡Cómo quieres que no entre en pánico, Lee Minho!?

Minho se quedó en silencio un momento mientras que Taeyong le contaba de lo estresante que había sido para él no saber cómo responderle a sus jefes por su paradero. Repitió varias veces que empezaba a creer que el piloto estaba muerto, pero incluso si era algo serio, Minho no pudo evitar reír cuando completó sus quejas con la palabras:

— ¡Menos mal no estás muerto, porque me encargaré de que lo estés si no llegas a Busan hoy mismo!

No estaba seguro de si su risa era por la amenaza vacía de su manager, o por el hecho de que estaba frente a frente con su auto pareciendo... desnudo.
Si, el daño era mayormente físico, por lo que parecía que Jisung había estado ocupado removiendo las partes más destruidas como los parachoques y el capó, sumado a un par de farolas que probablemente vieron días mejores. También había quitado la cobertura suave del techo y dejó la lámina totalmente expuesta, ahora mismo estando ocupado intentando organizar lo más eficientemente posible los golpes y hundidos que habían en ella.

El auto parecía una chatarra. Claro, servía, se movía, y Jisung se había encargado de encontrar unas partes necesarias para ese mismo día. Pero de verdad, no se veía en suficiente buen estado como para aparecerse con cara de inocencia en Busan.

— Lo siento, me robaron el teléfono y tuve que pedirle prestado a alguien. Me perdí.

— ¡Era obvio, idiota! ¿Alguna vez habías salido de Seúl conduciendo? — Minho iba a hablar, pero, — No cuentan esos viajes que tuviste en casas de verano en las afueras.

Entonces la respuesta era no.

Cuando Jisung logró organizar uno de los hundidos más grandes del techo del auto, el sonido del metal acomodándose resonó por todo el taller, aturdiendo momentáneamente a Minho y exaltando al chico del otro lado de la línea.

— Yong. Pasaron muchas cosas, y no puedo ir a Busan todavía.

Otro hundido fue arreglado bajo las manos experimentadas del mecánico Han. Minho lo vio venir y el sonido ensordecedor no fue tan horrible como el primero.

— Solo te puedo decir que estoy cumpliendo una pena de trabajo comunitario por ocasionar un accidente. Debería poder irme entre mañana y pasado mañana. Lo del hospital solo fue mientras me ayudaban con una herida.

Todavía tenía tiempo. La carrera era el sábado y apenas era mitad de semana. Podría irse sin problemas, o le gustaba convencerse de ello incluso si Jisung le dedicaba una mirada incrédula.
No, Jisung no estaba dudando de su habilidad para dejar ese auto como si estuviera casi nuevo; dudaba de la capacidad de Minho para reparar de verdad el muro que había dejado a medias el día anterior.

Aunque debía admitir, el accidente le tenía actuando mucho más humilde. Probablemente si continuaba así, no se mediría a hacer un trabajo tan mediocre de nuevo.

— Puedo sacarte de allá, después de todo saliste herido en el accidente — Explicaba Taeyong — Tu abogado...

— Mi abogado me abandonó antes del juicio, más bien despídelo. Y no, la herida fue por otra cosa — Añadió Minho, dándose cuenta de que el ruido de metales chocando se había detenido y se vio obligado a mirar en dirección al mecánico, notando que este lo miraba con curiosidad, aunque rápidamente alejó la mirada cuando lo pilló — Yong, confía en mí, llegaré a la carrera, pero tengo que arreglar unas cosas aquí para evitar la prensa y todo eso.